“La vida no vale nada”

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LUIS VELÁZQUEZ

 

•Insólito en Veracruz: una niña de 5 años fue secuestrada en Coatzacoalcos y en Boca del Río balearon a un señor que caminaba en una calle y de pronto topó con unos motociclistas que buscaban un tiro al blanco nomás para encender la bilirrubina

 

Cierto. “La vida (en Veracruz) no vale nada” que escribiera y cantara José Alfredo Jiménez; pero también Pedro Infante.

El mismo día, por ejemplo, viernes 22 de agosto, en Coatzacoalcos, más de 3 mil personas se lanzaron a la calle. Una sola razón poderosa: protestar por el secuestro de una niña de 5 años de edad. Karime Alejandra, y de su tía, Mónica Reyes.

Y, claro, el silencio de la autoridad. Mejor dicho, el principio de Peter. Silencio derivado de la incapacidad manifiesta para rescatar a la menor de edad, casi un bebé, y la tía.

Ese mismo día, en Boca del Río, en el fraccionamiento Costa de Oro, un hombre, solitario, camina en el bulevar.

De pronto se topa con un par de muchachos trepados en una motocicleta y sin más, como jugando el tiro al blanco en la fiesta del pueblo, le disparan… claro, para matarlo. Lo dejan herido. Huyen.

Ese mismo día, en el puerto jarocho, declarada por decreto superior, ajá, “la ciudad más bella de México”, un estilista es asesinado en su casa.

De inmediato, la autoridad se apresta, sin ninguna investigación de por medio, y decreta lo mismo que los policías utilizaban como argumento 450 años antes de Cristo según cuenta Herodoto en “Los nueve libros de la historia”:

Fue un crimen pasional.

La vida, pues, en Veracruz, como en otras latitudes del país, “no vale nada”.

Impactante, sin embargo, una bambalina que cargaban unas personas en la marcha de Coatzacoalcos por Karime Alejandra:

“Hoy es nuestra hija Karime… mañana puede ser tu hijo”.

El cronopio Julio Cortázar dice en uno de sus cuentos que ‘’pasado un ratito… uno se acostumbra a todo’’.

Claro, su descubrimiento filosófico, psicológico y sociológico le habría servido para hacer creíble su historia.

Pero si se coteja con la realidad jarocha, nadie se acostumbra, “pasado un ratito”, a la pesadilla de la vida cotidiana que vivimos y padecemos de norte a sur de Veracruz.

Ningún habitante de Veracruz, por ejemplo, que vive en las márgenes del río Blanco, desde su nacimiento en el Valle de Orizaba hasta su desembocadura en el Golfo de México, se ha acostumbrado a mirar los cadáveres flotando, pues los malandros lo han convertido en el cementerio flotante más largo del país.

Tampoco nadie se ha acostumbrado a las fosas clandestinas repletas de cadáveres putrefactos.

Ni menos a los cuerpos decapitados, ni menos, mucho menos, a los secuestros y desaparecidos.

Y más, cuando la autoridad se pelea por el número, reproduciendo el viejo esquema de la canción de Rosita Alvírez que de los tres tiros que le dieron… solo uno era mortal.

La vida, pues, no vale nada.

Peor tantito cuando el procurador de Justicia, apodado “El misógino” por Edda Arrez, rechaza que en Veracruz existan mujeres desaparecidas, porque todas huyeron con el novio y/o el amante, mientras los hombres que se llaman desaparecidos se encerraron en una granja alcohólica para curarse la enfermedad.

Así, resulta vomitivo y abominable que por un lado, el familiar esté secuestrado, y por el otro, el procu se pitorree de la desgracia ajena, creyendo, pobrecito, que el ciudadano, el contribuyente cree sus falacias, que también son humillación a la dignidad humana.

Y más… que el jefe máximo se lo permita.

 

“NO ESTABA MUERTO, ANDABA DE PARRANDA”

Dirán, por ejemplo, que en Veracruz han bajado los robos a casas y los asaltos a comercios, de donde antes se llevaban papitas, chicles y refrescos.

También dirán que la cantidad de muertitos ha disminuido, pero, ni modo, ha aumentado el número de secuestros.

El caso es que toda vida humana es invaluable y cada vez que un habitante de la tierra jarocha desaparece abona el Estado fallido.

Y más, como ahora cuando en Coatzacoalcos una niña de 5 años fue secuestrada como un recurso infalible para presionar a los padres de familia al pago del rescate inmediato, en tanto, oh paradoja, el procurador de Justicia ofrece un millón de pesos por información que ayude al rescate de la nena.

Se necesitaría quizá, acaso, como estrategia, que los secuestros se efectuaran en la víspera de la visita de un secretario peñista a Veracruz para de inmediato recuperar al plagiado como por ejemplo ocurriera con Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, que logró el milagro de que el reportero Alberto Ayala Rojas, de Notiver, fuera rescatado en un dos por tres.

Y todavía, para curarse en salud, el boletín dijera que el compa andaba de parranda, como aquella canción de Joaquín Sabina quien cuando la escribiera nunca imaginó que serviría de pretexto político y policiaco…