POR ALEJANDRO HERNÁNDEZ
En un mundo ideal en Xalapa no habría marchas, ni plantones ni cierres de calles; esto porque no habría gente inconforme, no existirían problemas sociales ni injusticias por las que reclamar; en un mundo ideal autoridades y funcionarios trabajarían eficientemente para darles a los ciudadanos lo que necesitaran en tiempo y forma.
Lamentablemente este mundo está muy lejos de ser ideal, es más, se acerca mucho a un mundo caótico, y mire que en Xalapa sabemos de caos. Aquí todos los días se cierran vialidades porque muchos grupos de personas se manifiestan exigiendo justicia y atención. Y vienen de todos los pueblos de Veracruz a pedir aquí, porque es donde está el poder máximo del Estado. Lo mismo llegan campesinos despojados que productores agropecuarios al borde de la quiebra; igual se dan cita empleados de algún municipio que colonos de algún asentamiento irregular exigiendo servicios; y lo mismo arriban a las gastadas piedras de la Plaza Lerdo estudiantes pidiendo aulas que familiares de desaparecidos pidiendo que éstos aparezcan. Y ahí, en ese lugar confluyen todos los días las carencias de los veracruzanos, todas las injusticias, todas las omisiones de quienes trabajan en el gobierno de Veracruz, todas las esperanzas de los que nada tienen, todas las ilusiones de los que aún creen en la magnanimidad inextinguible de papá gobierno.
Alguna vez saqué estas cuentas, si tenemos tres o cuatro manifestaciones diarias, aunque hemos tenido días de hasta seis, al año habremos tenido entre 1100 y 1500, y si en cada una viene un promedio de doscientas personas, quiere decir que por la plancha de la Plaza Lerdo pasan trescientas mil personas necesitadas de justicia y atención cada año, eso no contando los días que llegan los 400 Pueblos.
¿Y cuántos de esos contingentes verán satisfechas su necesidades?, ¿cuántas de las huelgas de hambre que ahí se hacen habrán cumplido con su propósito?, ¿cuántos de los que se han desangrado, encadenado, encuerado, crucificado, flagelado y hasta inmolado ahí, habrán conseguido lo que necesitaban? Estoy seguro de alguien debe tener los datos, alguno de los tantos empleados del palacio estatal, de esos que salen “discretamente” a tomar fotos o a averiguar qué quieren los que ahí llegan, habrá de llevar las anotaciones, las cuales harían un artículo interesantísimo o quizá hasta una novela, de ficción, claro.
Las protestas son sinónimo de ineficiencia, y mientras los funcionarios no lleguen a sus puestos a servir verdaderamente a la ciudadanía seguiremos viéndolas desfilar por nuestras calles. Quizá lo que deberíamos de hacer es inscribir a la ciudad en el libro de Records Guinness, ya cuando menos para sacarle provecho a lo que nos pasa.
Alejandro Hernández y Hernández
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