POR ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y HERNÁNDEZ
Viene a mi memoria, con eso de que dicen nuestros gobernantes que no pasa nada, pero los muertos parecen decir que sí está pasando algo, el infomercial del gobierno de la República que decía más menos así. Perdimos en penales, entonces no se puede; pero ganamos en no sé qué cosa; ah, entonces sí se puede. Pero somos flojos, ah, entonces no se puede; pero ya se nos está quitando, ah, entonces sí se puede… y así ad infinitum.
Y es que mientras el discurso oficial nos pinta un panorama de ensueño, los hechos, el mundo real, dijera aquél, nos grita lo mal que están las cosas. Se habla de seguridad pero siguen ocurriendo secuestros, robos, ejecuciones, etcétera; se habla de blindajes pero siguen las cosas mal. Tal es el sí se puede y el no se puede de la seguridad pública.
Y esto ocurre en nuestro entorno cercano, ni siquiera hay que ir muy lejos; pongamos por caso el vecino municipio de Coatepec, en donde se encuentra asentado el pueblo mágico del mismo nombre. La paz que parece respirarse en sus calles, y en su parque central los domingos —atiborrado, como el parque Juárez nuestro, de vendedores ambulantes—, más bien es calma chicha.
Algo, como en Dinamarca alguna vez, está podrido en Coatepec. Ahí las fuerzas del orden, las que deberían de velar por el bienestar de los ciudadanos resulta ser que son las que los secuestran y matan, tal y como le sucedió al tesorero de ese municipio, que un día nomás no llegó a su casa y apareció, días después, asesinado en un paraje cercano.
Hechos aislados, ajustes de cuentas o vaya usted a saber qué, pero el caso es que algo pasa ahí, y tan está pasando que hasta el diputado por ese distrito, Carlos Ernesto Hernández, dijo que lo mejor es que a la zona venga la Gendarmería Nacional.
El propio representante de los coatepecanos dice que sí pasa algo y que urge evitar que siga pasando, dando a entender que la policía local ya no es confiable.
Qué triste y lamentable resulta que la ciudadanía pierda la confianza en sus cuerpos policíacos, pero más triste que miembros de éstos sean acusados de cometer los delitos que ellos mismos deberían de evitar.
Coatepec, Xalapa, Veracruz, Boca del Rio, y todas las demás ciudades de Estado en que la violencia se enseñoreado, no merecen lo que les está ocurriendo, sus ciudadanos merecen vivir en paz y con la alegría propia de los veracruzanos, de esa que contagia y que ahora se ha vuelto miedo y suspicacia.
Si está pasando algo más valdría que nos lo dijeran, porque el primer paso para protegerse de cualquier amenaza es, precisamente, saber que ésta existe. Ojala y pronto este clima de zozobra y violencia pase, Veracruz debe volver a vivir en paz y concordia.
Alejandro Hernández y Hernández
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