Por Alejandro Hernández y Hernández
Dice el subsecretario de gobierno del Estado de Veracruz, Marlon Ramírez, que hay que desactivar las protestas que varios grupos políticos amenazan llevar a cabo durante los ya próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe. Ya antes, un diputado del congreso local había dicho que urgía implementar mesas de diálogo para solucionar los problemas que pudieran surgir con los grupos de inconformes que, en miríadas, llegan todos los días a Xalapa, y que durante los Juegos, esté usted seguro amable lector, se incrementarán.
Y ante las declaraciones de estos señores me pregunto yo, ¿por qué sólo durante los Juegos se priorizarán las soluciones a los manifestantes?, ¿qué no puede ser siempre, para dejar que la vida productiva, académica y económica de Xalapa, se mantenga en los parámetros de la normalidad? ¿No somos los xalapeños, para el gobierno del Estado y los diputados, tan importantes como quienes vendrán a la ciudad durante los Centroamericanos?
El comercio de Xalapa, principalmente en su Centro Histórico, está de capa caída desde hace mucho por causa de todas las manifestaciones y bloqueos de calles que, en número de hasta seis o siete algunos días, lo mantienen sitiado, literal y permanentemente. Ahí están las cortinas cerradas de decenas de locales por todas las calles que conforman esa área, que hablan de la falta de compromiso del gobierno para con la clase productiva, la cual no sólo sufre los estragos de las “reformas estructurales” del gobierno federal, de la competencia desleal del comercio informal, sino también de los problemas que causan quienes protestan sin ninguna consideración para con los xalapeños.
Xalapa, recordemos, es una ciudad sin industrias importantes, por tanto depende plenamente del comercio para su desarrollo y para crear empleos para sus habitantes; las protestas y cierres de calles afectan directa y específicamente a ese sector, lo cual ha significado la quiebra para muchos pequeños, medianos y hasta grandes empresarios, todo ello ante la evidente indiferencia de las autoridades.
Ahí tenemos, para ejemplo, los alcaldes de la ciudad, los cuales por no quedar mal ante el ejecutivo estatal, no dicen nunca esta boca es mía para pronunciarse al respecto, y eso que el Bando de Policía y Buen Gobierno de Xalapa es muy especifico al respecto. Allá de vez en cuando, forzados por los reporteros, dirán, con una delicadeza exquisita, algo en contra, pero jamás comprometerán su futuro político ni la relación con quien les conviene. Mientras, los que aquí malvivimos nos tenemos que aguantar.
¿Mesas de diálogo? Sí. ¿Desactivación de protestas? También. Pero ya desde ahora y de forma permanente, que los xalapeños ya estamos a un paso de la locura.
Comentarios o sugerencias: motardxal@gmail.com