El legado para el deporte, maltratado
Luego de que Xalapa fuera designada como una de las subsedes de los recientemente pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014, se destinó un gran presupuesto para rehabilitar estadios e instalaciones deportivas, así como para construir otras, como el Velódromo.
Esta infraestructura, según lo declaró varias veces el gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, sería un legado para los deportistas de Veracruz, entendiéndose como deportista toda aquella persona que practique un deporte y necesite de esas instalaciones para hacerlo. Aunque parece que esto no es del todo cierto, pues el Velódromo, construido con las especificaciones más altas en la materia, pronto será un centro de convenciones o sitio para presentaciones artísticas, aunque esto ya se había anunciado desde su construcción; sin embargo, el estadio Heriberto Jara Corona, mejor conocido como Estadio Xalapeño, que desde su inauguración en 1926 fue consagrado al deporte dadas sus especificaciones olímpicas, y el cual fue dotado de nuevas gradas, una cubierta renovada para la pista, misma que cuenta con un diseño con reglamentación y especificaciones de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), que regula el atletismo a nivel mundial, así como otras adecuaciones, a unos cuantos días de terminados los Centroamericanos ha empezado a ser usado para otros fines, bastante ajenos al deporte por cierto.
El fin de semana pasado se llevó a cabo ahí un evento religioso, para el cual fueron instalados, sobre las pistas de salto de longitud y altura, grandes equipos de sonido y estructuras metálicas ajenas completamente a las cuestiones de tipo deportivo; asimismo, en la cancha central se colocaron sillas y un templete los cuales, por fuerza, tuvieron que dañar el pasto que tanto se estuvo cuidando para el pasado evento centroamericano. Durante la celebración religiosa mucha gente estuvo pasando sobre la cubierta de la pista recién instalada, esto sin antes haberla protegido debidamente y sin las precauciones con que debe ser tratado un revestimiento de altas especificaciones internacionales.
Dice el dicho: lo del Cesar al Cesar y lo de Dios a Dios, máxima que debería de ser aplicada a las instalaciones del Estadio Xalapeño, pues es este un sitio consagrado por antonomasia al deporte y a los que lo practican. Así fue concebido por los visionarios que lo construyeron, gente adelantada a su época que, verdaderamente, lo dejaron como un legado a las futuras generaciones y así debería de seguir siéndolo.
Esperemos que este tipo de celebraciones sean canalizados a otro tipo de instalaciones, pues la pista de tartán que alguna vez tuvo nuestro hermosísimo Estadio Xalapeño, y otra, que después se le instaló, única en su tipo y que sólo tenían dos estadios en Latinoamérica, fueron echadas a perder por, precisamente, poner sobre ellas torres de sonido y otras estructuras como carpas y templetes, para eventos que nada tenían que ver con el deporte.
Tengan ustedes, estimados lectores, una excelente y muy productiva semana.
Comentarios o sugerencias: motardxal@gmail.com