La crónica de hoy

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ALEJANDRO HERNÁNDEZ

Mensaje a la Nación

Ayer el presidente, Enrique Peña Nieto, dio un mensaje a la Nación, uno que, por desgracia, no reconfortó a nadie y sí dejó en claro que las políticas públicas del partido en el poder siguen siendo reactivas y no proactivas.
Centrado en diez puntos, el mensaje de Peña Nieto trata de empatizar con las necesidades de los ciudadanos sin alcanzar a satisfacer, con ello, la enorme sed de justicia que tienen.
El punto número uno de su propuesta habla de crear una Ley Contra la Infiltración del Crimen Organizado en las autoridades municipales, como si nada más éstas hubieran sido corrompidas por la delincuencia, por tanto parece una solución a medias, pues si bien es cierto que en el caso de Iguala las órdenes de desaparecer a los estudiantes normalistas salieron de la presidencia municipal, hubo colusión por parte de otros cuerpos policiacos, además de conocimiento previo del propio gobernador, hoy con licencia, de lo que ahí pasaba, además de que testigos refieren que hubo hasta soldados del Ejército presentes. Así entonces, evitar la infiltración criminal en los municipios resulta una medida parcial si todo el sistema jurídico —ministerios públicos, jueces, magistrados, etcétera— está corrompido hasta la médula; y de los narcogobernadores o de los legisladores impuestos por el crimen organizado mejor ni hablamos.
Habló de acelerar la creación de los mandos policiales únicos, detenida por la apatía de los gobernadores de los estados, y de la creación de un número de emergencias único, que visto con ironía sólo serviría para que los ciudadanos llamaran al enemigo con más facilidad.
En su mensaje salió a relucir, otra vez, la Clave Única de Identidad, que si me preguntan me parece que nomás le facilita el trabajo a los criminales, pues nos pone a los ciudadanos en una sola lista, como para que nomás escojan, y ahí está, como antecedente, el registro de los números de teléfonos celulares, que apenas se creó y ya estaba disponible para su venta en Tepito.
A final de cuentas las medidas anunciadas no son más que otro manojo de buenas intenciones, pero sin un sólido sustento al corto plazo; nada que corte de tajo con la ola de violencia que azota al país y que detenga a los criminales y a quienes les ayudan desde dentro del gobierno; y para muestra de la impunidad con que se conducen los criminales mientras el Presidente hacía públicas todas estas medidas, las fotografías de 11 personas descabezadas, quemadas y tiradas a la orilla de una carretera en el municipio guerrerense de Chilapa, daban la vuelta al mundo.
El Presidente, según sus palabras, está indignado, pero no hace cosas de indignado; es decir, a dos meses de la desaparición de los estudiantes no hay una sola pista factible y cierta, lo cual nos habla de que poco lo importa la situación tan grave que estamos pasando. Más efectivos hubieran sido los ceses del secretario de Gobernación y del Procurador General de la República, que la retórica demagógica que no resuelve, no de fondo ni de manera rápida, las cosas.
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