POR ROSA VÁZQUEZ
Su cuerpo es tan menudo que aparenta menor edad, con la carita escondida y la respalda encorbada, el trapo en su boca confirma su debilidad, ya trae el cabello cortito y adornado con una diadema, entre sus manos el cartel que habla por ella: «Apóyame para mi diálisis».
Elia María Caldanedo dejó el bachillerato el año pasado, le gustaba mucho estudiar pero tuvo que dejar de ir cuando le diagnosticaron insuficiencia renal. Originaria de Misantla y con cuatro hermanos tuvo que llegar a la ciudad de Xalapa con su madre y una de sus hermanas para recibir atención médica.
Tres de sus hermanos han tenido que quedarse al cuidado de unos familiares en Misantla, Elia María de 19 años, vive ahora en Xalapa con su Madre María de los Ángeles Caldanedo González y la menor de sus hermanas de seis años.
María de los Ángeles vende antojitos por la noche, consigue ropa usada para venderla en los tianguis, busca por todas las formas posibles poder dar de comer a sus hijas y comprarle el medicamento necesario a la mayor.
Su esposo murió hace cuatro años y en ella recae la manutención de sus cuatro hijos, desde que Elia enfermó tuvo que buscar un cuarto donde vivir en Xalapa porque le resultaba más caro viajar constantemente.
Y aunque asegura que ha recibido el apoyo de los doctores del Centro de Especialidades Médicas «Dr. Rafael Lucio» y el DIF estatal, no ha logrado la donación de los medicamentos que necesita.
Con esfuerzo logró comprar el primer paquete de medicamentos donde en total se gastó más de 3 mil pesos, algunas medicinas se le terminaron a los 8 y 15 días. No las ha podido volver a comprar.
De la misma forma su tratamiento está detenido porque no tienen dinero para sacar algunos estudios que le solicitaron y además pagar renta y la alimentación del resto de sus hijos.
«El problema es lo económico, una medicina le dura ocho días y donde se me han abierto puertas pero no tengo dinero. Me piden para la niña más chica uniforme y no tengo para comprarlo».
María de los Ángeles pide a la población su apoyo para poder comprar el medicamento que le hace falta, así como una estufa para seguir haciendo los antojitos que vende por la noche, pues la parrilla que le prestaron está en muy malas condiciones.
«Lo que sea es bienvenido, si me regalan ropa usada para venderla, una despensa. Hay personas de buen corazón. Mi número es 2351037956».