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Hay en el partido Acción Nacional de Veracruz una tribu de siete. Son los siete diputados que avalaron la mini gubernatura. He aquí su vida, obra y milagros en una breve repasadita, luego de haber sido satanizados en las redes sociales por lo que llamaron alta traición
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Por fuera son azules. Por dentro, rojos. Y en ellos la mano derecha actúa separada de la mano izquierda. Sueñan con los ideales de Manuel Gómez Morín; pero actúan al estilo de Carlos Slim. Son los siete de los 10 diputados locales del PAN que ante la sorpresa inédita, insólita, inverosímil, votaron por la mini gubernatura de dos años.
Lo peor: también sufragaron por la Fiscalía General de nueve años. Y por la reelección de presidentes municipales, síndicos y regidores para gobernar y ejercer el poder con intolerancia y autoritarismo durante 20 años consecutivos, oh mis pequeños Porfirios Díaz, mis Tachos Somoza, mi Rafael Leónidas Trujillo.
El mismo día, las redes sociales se expresaron. Y la militancia panista fue satanizando a todos. Un azul, Alejandro Salas, quien en su tiempo como diputado local subiera 300 veces a la tribuna para disentir de los priistas, LIX Legislatura, escribió en su facebook:
“La historia los juzgará”.
Incluso, hasta marcó el celular del diputado Julen Rementería del Puerto solicitando una explicación. Julen, exalcalde jarocho, excoordinador nacional de los Centros SCT, le reviró:
“Estoy leyendo el periódico. Luego te hablo”.
Ahora, los siete herejes del partido Acción Nacional, aquel que nació de la disidencia, capaz de sacrificar la vida como los cristeros, marchistas encorajinados al Cristo del Cubilete, enfrentan su realidad: ellos han integrado un frente para curar en salud su duartismo manifiesto; pero, en contraparte, en el interior del PAN, y más aún, ante la militancia, son repudiados. Incluso, corren el riesgo de quedarse solos.
Su historia resumida es la siguiente, uno por uno.
Ana Cristina Ledezma López:
La conocen como “La chori-quesita”, porque su tlatoani, mecenas y padrinito es “El chori-queso”, aquel panista que vendiendo tortas de chorizo y queso ganó una regiduría y se convirtió en sombra de Julen Rementería. Ahora, es ideólogo del PAN en Veracruz. Incluso, hasta dirigente estatal fue.
En el 2013, cuando el nombre de Ledezma López circulaba para la candidatura a diputada local una corriente interna se opuso. Pero Julen la defendió, no obstante que ningún cargo público había ocupado, ni siquiera, vaya, de lideresa municipal.
“Formarás una bancada mediocre” le dijeron a Julen. Pero el vasco se mantuvo, quizá, acaso, en gratitud a que “El chori-queso” era su José Córdoba Montoya, dispuesto a inmolar su vida por él. Tanto, que ahora Julen vende sandwiches en cantidades industriales.
CELOSO DEL AMOR DE LOS YUNES AZULES
Jorge Vera:
Ex alcalde de Álamo en dos periodos, uno de ellos, la última, cuando el coordinador de Oportunidades de la SEDESOL federal en Veracruz, Miguel Ángel Yunes Márquez, fue asaltado en el norte de Veracruz. En su feudo.
Suplente de diputado federal, 2009-2012. Tipo llevadero. Buena onda. Evita los conflictos. Con fama pública de que suele documentar sus denuncias.
Una parte de los panistas quedaron sorprendidos cuando sufragó por la mini. Quizá, observaron se debe al celo que tiene de su homólogo, Joaquín “El chapito” Guzmán Avilés, el cacique de Tantoyuca, quien le arrebató el cariño y la confianza de Miguel Yunes Linares, su gurú.
Domingo Bahena:
Amigo desde la infancia y compadre de Enrique Cambranis, a quien como presidente del CDE del PAN bautizaron con el nombre de “La criada de palacio”, pues desde ahí, consigna la fama pública, era financiado para disfrutar las mieles del poder.
Entre ellas, la compra de sus mil espadas, de las que es coleccionista. Dos, tres viajes anuales a Europa. Unas veces, con su familia, unas 20 personas. Otras, los amigos. Sueldo mensual en el PAN, 50 mil pesos mensuales para darse tantos lujos de riquillo y pudiente.
20 mil veces aspirante a diputado pluri, ahora en la LXIII Legislatura el legítimo sueño de Bahena se cumplió, luego de gobernar y ejercer el poder como alcalde en su pueblo, Jáltipan.
Víctor Román Jiménez:
Originario de Naranjos, en el norte de Veracruz, presidente del comité municipal del PAN, secretario del Ayuntamiento, en el año 2004 se le metió a Juan Bueno Torio.
Y desde entonces es su Manuel Gómez Morín, es decir, su ideólogo.
Secretario de Servicios Legislativos en un Congreso fidelista, vivió la etapa de oro del panismo en Veracruz, pues entonces existían 20 diputados del PRI y 20 diputados del PAN, con lo que el partido azul pudo dispararse a las alturas.
Pero perdió la oportunidad. Muchos de ellos fueron rasurados por el tsunami fogoso y gozoso, pues Enrique Cambranis era el coordinador de la bancada panista.
MALAS AMISTADES DE “CHICO” FUENTES
Carlos Fuentes Urrutia:
Según los Yunes azules, “Chico” Fuentes tiene malas amistades, aquellas que un comandante de la Zona Naval definió como ligas con los carteles y cartelitos.
Discípulo de Alejandro “El pipo” Vázquez Cuevas, el panista más controvertido que ha pasado por ahí desde el golpe de estado a su padrino, maestro y gurú, el filósofo César Leal Angulo, Fuentes Urrutia fue regidor de Xalapa y ahora sueña con la candidatura a la presidencia municipal.
Y por eso tuvo la convicción que el mini gobernador logrará en 2 años lo que rara vez otros han obtenido en un sexenio.
María del Carmen Pontón:
Suplente del diputado Tito Delfín, exalcalde de Tierra Blanca y de Azueta, dos veces diputado, religioso a morir, discípulo a su vez de Cambranis, su trabajo legislativo está considerado grisáceo.
Pero, bueno, un voto es un voto y cuenta como sucedió en su decisión de unirse a Julen Rementería y Domingo Bahena para quedarse con los 450 mil pesos mensuales durante diez meses que les dieron para lo que se llama “apoyo legislativo” y que correspondía a los diez legisladores.
Ahora, y en nombre de la paz, el trío fue rebasado y de aquí pa’lante, hasta que cada uno de los siete diputados estafados y timados haya recuperado el millón de pesos que el Grupo de los tres ordeñó, recibirán el dinerito.
El séptimo diputado que sufragó por la mini fue el entonces coordinador de la bancada azul, Julen Rementería del Puerto.
Y votó, dijo, porque fue el autor de la iniciativa de ley cuando el mundo político sabe que la redactó el excuñado de Gloria Trevi, el constitucionalista de la UNAM Eduardo Andrade Sánchez.
HASTA LA IGNOMINIA, PUES
En la LIX Legislatura, el PAN alcanzó el paraíso terrenal. Entonces, tenían 20 diputados locales, los mismos que el PRI. Estaban, pues, tablas.
Entre ellos, el mismo Julen Rementería, Sergio Penagos, Alfonso Vázquez Cuevas, Alejandro Salas, Cirina Apodaca, Joaquín Guzmán Avilés y Alfonso Gutiérrez de Velasco, quien falleció un año después.
Ignacio González Rebolledo y Miguel Ángel Díaz Pedroza eran los tlatoanis priistas. En una ocasión Díaz Pedroza perdió los estribos y llamó “¡viejo payaso!” a Gutiérrez de Velasco y la tropa azul se le fue encima en tribuna.
Díaz Pedroza, conocido como “El piporro”, galán tipo Playboy, se moría de risa en su curul.
Un día, no obstante, algunos panistas empezaron a flaquear. Habían sido encantados por el poder público.
Y perdieron la dimensión de la realidad, a tal grado que la diputada Cirina Apodaca, dos veces alcaldesa de Tonayán, su pueblo, llegó un día al Congreso con un cucharón que Julen Rementería subió a tribuna exclamando: “Se quedarán con todo”.
Ahora, los siete diputados herejes del PAN, y según las redes sociales, votaron por la mini gubernatura y se quedaron con hacha, calabaza y miel.
El cucharón está vivo, pues, el lenguaje críptico de entonces se les revertió.
Y/o como dice Pedro, el anacoreta de las cuevas de Alto Lucero, la tierra de Paquita la del barrio, “rata de dos patas”: los siete herejes panistas terminaron haciendo lo mismo que criticaban, es decir, aliarse con el poder… hasta la ignominia.