‘Hasta que comienza a brillar’: Artemisa Téllez reúne lo más representativo del cuento lésbico mexicano

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Por Héctor González

Desde hace varios años, Artemisa Téllez (Ciudad de México, 1979) se ha dedicado a estudiar el cuento mexicano y en particular el lésbico. Resultado de sus investigaciones y de sus estudios Letras Mexicanas, así como de los talleres que imparte es Hasta que comienza a brillar. Antología de cuento lésbico mexicano (Suma de Letras).

El volumen reúne 37 relatos e incluye a autoras como Beatriz EspejoAna Clavel o Ethel Krauze, y si bien recupera trabajos donde el personaje de la lesbiana es central, toma en cuenta elementos como el estilo y la fuerza del cuento como pieza literaria.

En entrevista, Téllez sostiene que a nivel literario “todavía evita poner lo lésbico en el centro. Se le sigue tratando de manera diferente a la homosexualidad masculina”.

¿Cuándo empezaste a planear el libro?

Desde hace muchos años soy investigadora de cuentos escritos por mujeres, varios de los aquí incluidos forman parte de mi acervo y se los he dejado a leer a mis alumnos. Hace tres años Odette Alonso y Paulina Rojas hicieron la antología de poesía lésbica Versas y diversas, y al verla les comenté de los cuentos, fueron ellas quienes me animaron a hacerla. La mayoría de los relatos ya los conocía, pero hubo casos en los que fue necesario hacer un trabajo de investigación para dar con el cuento o con la autora.

El primer cuento incluido es de Beatriz Espejo y data de 1979, ¿antes no encontraste registro de algún otro o no había?

El único cuento anterior, hasta donde he logrado encontrar, es “Raquel Rivadeneira” de Pita Amor. Contacté a los herederos para incluirlo, pero por una cuestión de tiempo no llegamos a acuerdo alguno.

¿Cómo ha cambiado la forma de abordar el tema con el paso del tiempo?

El cambio que percibo no es unidireccional, es decir, no va de algo más del clóset a menos, o más a menos politizado. El cambio que me interesa más es aquel que contempla los estilos de escritura, los ejes temáticos, a veces ser lesbiana es planteado como un problema y en ocasiones solo es una característica del personaje, esto es algo que se ve en todos los momentos y tiene más relación con el punto donde la autora quiere fijar la atención.

Supongo que los poco más de treinta que incluiste, no son los únicos, ¿qué elementos tomaste en cuenta para incluirlo?

Para mí la literatura lésbica es aquella tiene como personaje central a la lesbiana, de lo contrario tal vez solo es un personaje con esta característica. Alrededor de esto me interesa que el cuento funcione como tal, que sea redondo y cuente algo de una manera original y propia. Puse cuidado en el desarrollo de las escenas eróticas cuando las hay, que sean honestas, agradables o explícitas, procuré también el sentido del humor. Las lesbianas tenemos gran sentido del humor, se necesita ser un poco cínica para ser lesbiana en un mundo al que no le gustan los homosexuales, pero menos las mujeres.

¿Qué repercusión tuvieron en la crítica en particular los primeros cuentos?

Tanto en su momento como ahora, se evita poner lo lésbico en el centro. Se le sigue tratando de manera diferente a la homosexualidad masculina. A los gays los atacan por una cuestión física, en cambio de la lesbiana se piensa que no ha encontrado al hombre correcto, que es una solterona o que está sola. Hay muchas maneras de no tomarnos en serio.

¿No hay un Luis Zapata del otro lado?

No y no sería posible porque no hay ninguna estructura que lo permita. No hay un mercado del sexo para mujeres y menos del sexo de mujeres para mujeres. No tenemos ese lenguaje o subcultura porque si bien existen lugares o antros, seguimos siendo circunscritas al espacio de lo doméstico. Durante muchos años me dediqué a hacer fiestas lésbicas y me llamaba la atención que en el momento en que se enseria una pareja de mujeres deja de salir a bailar. Los hombres gays en cambio tienen otras prerrogativas propias incluso de la masculinidad.

¿Se podría circunscribir la literatura lésbica dentro de los feminismos actuales?

Hay algo de eso, en los cuentos más recientes sí hay una mirada hacia el feminismo, aunque no está circunscrito. El feminismo y lo lésbico pueden coincidir como sucede en el cuento “La belleza cuesta”. Rosa María Roffiel, Ethel Krauze o Eve Gil son feministas sin dudarlo.

¿En la Latinoamérica sucede lo mismo que en México en términos de literatura lésbica?

En Estados Unidos, Inglaterra o Canadá se escribe más que en los hispanoparlantes, no obstante, México es uno de los países con más literatura lésbica comparado con el resto de América Latina.

¿Cómo lees que te publica Penguin Random House, una editorial grande, pero no dentro de los grandes sellos literarios, ni siquiera en Lumen, que está enfocado en literatura escrita por mujeres?

Creo que están probando, nunca me había publicado una editorial grande. Yo me acerqué y creo que me gané la lotería, lo veo como un accidente muy afortunado porque su distribución permite que la literatura lésbica tenga un alcance que nunca había tenido.