LUIS VELÁZQUEZ
•La elite tricolor de Veracruz se alista para la elección de diputados federales, consciente y segura que el triunfo en las urnas sólo será a base del dinerito fácil, comprando votos al precio que sea…
En el año 2015, el PRI ganará a billetazos la elección de diputados federales.
Y, bueno, quizá de igual manera la elección de gobernador en el año 2016.
Primero, porque otra vez Fidel Herrera, el genio financiero electoral, está operando la nominación de los candidatos priistas, y para quien “todo lo que en política se compra con dinero… sale barato”, como a cada rato lo expresa su discípulo más aventajado y mimético, Érick Lagos, secretario General de Gobierno.
Segundo, porque por eso mismo el contador y químico contable, el cuenqueño Mauricio Audirac Murillo, el mago que asea la purulencia de la cuenta pública de los políticos en Veracruz, fue enviado a la Secretaría de Finanzas y Planeación.
Tercero, porque si Enrique Peña Nieto perdió la elección presidencial en Veracruz, con todo y que la tierra jarocha está declarada como la reserva electoral del país con los estados de México, el DF y Jalisco, entonces resultaría catastrófico que también las curules se le fueran “de las manos”.
Cuarto, porque se trata de la penúltima elección del gobernador Javier Duarte y por ningún concepto puede quedar mal en Los Pinos, y más considerando que un año después el sucesor será elegido con el manifiesto interés y obsesión del góber fogoso y gozoso de imponer su Maximato.
Cinco, porque mientras los estados de México, con Eruviel Ávila, de Jalisco, con Aristóteles Sandoval, y de Chihuahua, con César Duarte, se proyectan como los mejores, más cercanos a Peña Nieto, sería terrible para Duarte la derrota en las urnas.
Seis, porque Duarte también mira su futuro político y ni modo de entregar malas cuentas a Los Pinos en el 2015.
Siete, porque si el PAN, digamos, el partido con más fuerza política en Veracruz luego del PRI, ganara la mayoría de curules federales significaría un mal síntoma para el 2016.
Y más, si Miguel Ángel Yunes Linares se proyecta y amaciza como el posible candidato azul a la gubernatura, pues sería fatal que tanto Fidel Herrera como Javier Duarte entregaran la estafeta a su enemigo público número uno.
UNA DERROTA SERÍA IMPERDONABLE EN LOS PINOS
Ocho, porque, como es lógico y normal, podrá el PRI perder unos distritos; pero si pierde la mayoría, es decir, más del 50 por ciento, sería imperdonable en Los Pinos y en el gabinete político del peñismo.
Nueve, porque sería inverosímil que el PRI, que nunca ha perdido la elección de diputados federales ni de gobernador, ahora perdiera y, además, frente al PAN.
Diez, el PRI ganará a billetazos los comicios de diputados federales porque algunos precandidatos andan en campaña abierta, derrochando y dilapidando el dinero público, pues ni modo que lo hagan con cargo a sus bolsillos.
La más gastalona de todos ellos es la diputada Ana Guadalupe Ingram, quien está lista para brincar, como trapecista, a la curul federal, no obstante que ante un notario público de Alvarado dejó escrito que por ningún concepto dejaría inconclusa la diputación local, como fuera el modelo de Carolina Gudiño Corro, cuyo objetivo superior era la presidencia municipal.
Pero, además, con el silencio del Instituto Electoral que se hace el occiso ante el manifiesto gasto público.
Once, porque desde la Secretaría de Finanzas y Planeación cacarean que las arcas están vacías y hasta solicitaron un crédito por 4 mil millones de pesos; pero en el fondo se trataba de una estrategia financiera para ocupar tales fondos para amarrar a los aspirantes y suspirantes al Congreso de la Unión.
Doce, porque si en la última elección el voto fue comprado en mil pesos ahora se duplicará el precio, con la única meta de ganar, y ganar, claro, a base del billetazo.
Y más en un Veracruz con un desempleo canijo, con salarios de hambre y con una migración a Estados Unidos, la frontera norte y los estados del norte del país.
Sólo así, y dado el hartazgo social, económico, de seguridad, educativo y de salud de la población en contra del estilo personal de gobernar y ejercer el poder de la elite próspera, el PRI podría, quizá, acaso, ganar la elección 2015… a base de billetazos, es decir, el dinero fácil del que hablaba Álvaro Obregón cuando afirmaba que “ningún general resistía un cañonazo de 50 mil pesos”.
Claro, siempre ha ocurrido así. Pero ahora se multiplicará porque el descontento popular con la turbulencia jarocha se ha disparado y al PRI en ningún momento le dará para ganar teniendo, incluso, a candidatos frescos.
Más que con el billete por delante…