•Como secretario de Salud, el primer acuerdo de Pablo Anaya Rivera con el gobernador de Veracruz fue revisar el contrato con Finamed
•Y cuando ya tenía la investigación le ordenaron marcha atrás que ahora Nemi Dib retomó •Nemi denunció que su antecesor le había dejado una mafia médica; pero nunca interpuso la denuncia penal en la procuraduría de Justicia
•Demasiada, excesiva cizaña contra el exdirector del IMSS Poza Rica durante 17 años y excatedrático de la facultad de Medicina de la UV
Luis Velázquez
En las primeras semanas de 2011, el secretario de Salud del gobierno de Veracruz, doctor Pablo Anaya Rivera (17 años director del IMSS y catedrático en la facultad de Medicina de la UV en Poza Rica, exdiputado local y federal y exalcalde) puso el índice en la llaga purulenta de Finamed, que usufructuaba un contrato millonario desde el Fidelismo y durante un montón de años más.
Entonces, con su equipo médico y jurídico hurgaron en los documentos y descubrieron que Finamed lucraba con el servicio médico a los hospitales públicos de norte a sur de Veracruz.
Pero, además, que la mayor parte del servicio médico lo aplicaban utilizando las instalaciones de la SS.
Pero, además, que los burócratas de la SS estaban a su servicio exclusivo y por lo que ningún centavo redituaban.
Así, con los antecedentes de por medio, Pablo Anaya sostuvo la primera audiencia con el gobernador Javier Duarte.
Y luego de que “el preciso” escuchara el informe, la única respuesta fue que por lo pronto, el asunto Finamed se reservaba.
Fueron aquellos días cuando el góber había comparecido en Televisa con Joaquín López-Dóriga en el noticiero estelar, para denunciar el fraude de mil millones de pesos cometido por constructoras a quienes el fidelismo había anticipado el monto de la obra pública, pero al mismo tiempo habían dejado inconcluso, a medias, a la deriva, el trabajo.
Y, bueno, y sin ninguna duda… con el diezmo de por medio.
Pero también cuando en la prensa local y nacional trascendía que unos cien exalcaldes habían estafado al erario público con más de mil millones de pesos, y por tanto, el ORFIS, (Órgano de Fiscalización Superior) había interpuesto la denuncia penal en la Procuraduría de Justicia para la captura de todos ellos.
Y, ni hablar, en tales circunstancias Pablo Anaya regresó a la oficina con un aliento de desesperanza.
Semanas después también se desencantó cuando supo que el gobierno federal había depositado unos 3 mil millones de pesos para el sector Salud y ni un centavo llegó a la SS.
Y ni hablar, aguantó vara.
También aguantó vara cuando revisando el estado administrativo de la SS supo que adeudaban un aproximado de 4 mil millones de pesos a los proveedores y constructoras.
Entonces tocó puertas con el primer secretario de Finanzas y Planeación, el genio del SAT, Tomás Ruiz González, y era como si hubiera platicado con Dios porque nunca, jamás, hubo una respuesta.
Incluso, cabildeó una y otra vez con el gobernador y hasta donde se sabe luego de andar como pedigüeño le soltaron mil millones de pesos y a cuentagotas, en tanto, los proveedores estaban a punto de una huelga y paro de servicios.
EL FUEGO LLEGÓ A LOS SENADORES PRIISTAS
Un día, en el Congreso de la Unión, el senador Fernando Yunes Márquez denunció irregularidades en el destino de los fondos federales al gobierno de Veracruz basado en la documentación de la Auditoría Superior de la Federación, ASF, y estalló Troya.
Y tan estalló que, por ejemplo, el gobernador se dolió, quejó, lamentó con los senadores priistas, Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, a quienes reprochó su silencio ante la denuncia de Yunes Márquez, como también ocurriera con las irregularidades de los 6 mil millones de pesos federales entregados a la secretaría de Educación detectadas por la ASF.
El caso es que horas, semanas después, Pablo Anaya Rivera fue el primer secretario del gabinete legal en ser renunciado.
Sin deberla ni temerla.
Inocente de norte a sur y de este a oeste de su tarea pública.
Y una vez más aguantó vara.
Es más, él mismo se condenó al silencio y, desde entonces, anda por ahí como alma errante, porque sabe que si desembucha los hechos y circunstancias entonces, y de acuerdo con las reglas no escritas del sistema político, sería condenado al limbo político, primero por el resto del sexenio, y segundo, si el sucesor de Duarte es un “Niño infiel”, entonces, seguiría su ostracismo.
Ahora, jubilado del IMSS y de la UV, Pablo Anaya inventa recetas gastronómicas para un restaurante que puso frente al Golfo de México, desde donde los comensales miran los barcos fondeados en la bahía y las gaviotas tirándose con el pico por delante al fondo del mar, al mismo tiempo que de vez en vez camina Veracruz haciendo proselitismo a favor del senador Pepe Yunes Zorrilla.
LA BRONCA NEMI/FINAMED
Por eso resulta extraño y raro, suspicaz y perspicaz, que el 15 de abril 2013, y trepado en la investigación de Pablo Anaya Rivera, el excomandante policiaco y médico Juan Antonio Nemi Dib, ungido secretario de Salud con lo que el gobernador le cumplió su legítimo sueño de la infancia, solicitara a la Secretaría de Finanzas y Planeación (Fernando Chárleston junior, titular) la expropiación de bienes a favor del gobierno de Veracruz que aparentemente resultaban propiedad de Finamed, basado en un solo hecho: Finamed “dejó de cumplir con los fines contratados, pues el servicio ha dejado de ser eficaz y oportuno, interrumpiéndose su continuidad, regularidad y permanencia, porque no solo ha dejado de entregar equipos, sino que han suspendido el suministro de consumibles y dejado de prestar el servicio en los términos pactados” durante el fidelato, según describe la Gaceta Oficial del gobierno de Veracruz del jueves 28 de agosto, 2014, número extraordinario 344.
Es más, el doctor Nemi también señala que Finamed lo amenazó con dejar de prestar el servicio en cualquier momento.
Y que partir de la demanda la empresa abandonó materialmente la prestación del servicio a partir del día 15 de agosto del año en curso.
Etecé. Etecé.
PABLO ANAYA FUE EXHIBIDO COMO PROFESIONAL DE LA MEDICINA
Por eso, ahora cuando Finamed ya está fuera de la Secretaría de Salud…
Y cuando Nemi rechazó que Fidel Herrera era socio de Finamed sin citar si Elba Esther Gordillo lo es…
Y cuando aun citara tres nombres como los dueños sin precisar los hilos políticos que pueden llevar a la verdadera identidad de los propietarios… una sola duda se agita en la turbulencia: ¿Por qué cuando en el primer trimestre del año 2011 Pablo Anaya Rivera tomó la papa caliente de Finamed en las manos fue obligado a dar marcha atrás?
Peor tantito, médico con 17 años como director del IMSS, catedrático en la facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana, ¿por qué fue exhibido en su integridad profesional como secretario de Salud?
Y exhibido, además, porque el impoluto, impecable e implacable Nemi Dib se le fue a la yugular con todo denunciando que había encontrado una mafia médica en la SS, sin que nunca, jamás, oh paradoja, interpusiera la denuncia penal en la Procuraduría de Justicia…