El góber padrísimo
Luis Velázquez
El siguiente texto pudiera iniciarse con el poemínimo de Efraín Huerta cuando escribió Disculpa las molestias que pudiera causarte esta obra periodística; pero estamos trabajando por el bienestar común.
Y es que a casi cuatro años del llamado sexenio próspero, el ciudadano escucha quejas por todos lados sobre el estilo personal de ejercer el poder del gobernador padrísimo.
Sin entrar en polémica un psicólogo diría que el punto de partida es entender y comprender el carácter, el temperamento, la forma de ser y de actuar, la formación humana y profesional, las experiencias y las derrotas de la vida… de cada ser humano y de cada político en el caso, para aproximarse a una explicación lógica.
Y más, porque tal cual a Javier Duarte ha funcionado la vida y ni modo que ahora cuando despacha como jefe del Poder Ejecutivo cambie de actitud pues sabe, está consciente de que su forma de hacer política así le ha rendido frutos y, por tanto, lo ha encumbrado.
Incluso, partiendo de tal principio psicológico quien, de entrada, está obligado a cambiar es el gabinete legal y ampliado, a los diputados locales y federales y los senadores y los presidentes municipales, pues de lo contrario, como parece, muchos han terminado frustrados porque les ha costado entender la lógica política con que gobierna el jefe máximo.
He aquí, pues, algunas aportaciones para como dijera Octavio Paz entender a los demás, a los otros, el contorno del mundo que cada quien vive.
En este caso, a Duarte.
Por ejemplo, según las versiones el góber padrísimo tiene un carácter, un temperamento, bipolar, y contra eso, dice el psicólogo, resulta difícil, una proeza, luchar, a menos de someterse a una rigurosa disciplina terapéutica.
Y, por tanto, unas veces da una orden y al día siguiente, incluso, horas después, cuando ha masticado el asunto, echa reversa.
Su carácter también lo lleva a delegar. Delega y delega el mayor número de asuntos, pues en todo caso cada secretario del gabinete legal y ampliado tiene una responsabilidad, una tarea, un peso histórico.
Lo malo de delegar en su caso es que los días y las noches son tan revueltos y turbulentos con nuevos hechos y circunstancias que nadie de su entorno, en su oficina, da seguimiento a las cosas.
Y, por tanto, ahí están las marchas, los plantones y las manifestaciones en contra.
IGUAL QUE LUIS ECHEVERRÍA, TRABAJAR HASTA EN LA MADRUGADA
El góber, dicen quienes lo conocen, es un joven listo, listísimo, pues por eso mismo fue el preferido de su antecesor (un tipo que se le escapó al diablo) para la candidatura a gobernador.
Más aún, hablan de que es un extraordinario amigo de sus amigos, de su primer círculo del poder amical que, bueno, todo mundo lo tiene.
Y en su caso suele perdonar a sus cuates que ha incorporado al gabinete, a algunos de los cuales, incluso, ha enrocado en tres, cuatro, cinco cargos públicos, dado el gigantesco corazón magnánimo que tiene.
Su fama pública es que vive sus días políticos con el mismo estilo de Luis Echeverría Álvarez, es decir, trabajando, despierto, hasta más allá de la medianoche. 2, 3, 4 de la madrugada.
Y, por tanto, rara, excepcional ocasión le programan un desayuno de trabajo, una reunión a las 8, 9 de la mañana, salvo, claro, cuando resulta inevitable.
Ahora bien, la gran duda es la forma en que ocupa el tiempo hasta la madrugada la mayor parte de las noches.
Por ejemplo, de Fidel Herrera, su maestro, gurú, tlatoani y hasta padre putativo, se aseguraba que siempre, día y noche, hacía política.
Y si en su caso se desvelaba era porque estaba tejiendo y destejiendo acciones públicas.
En contraparte, del góber padrísimo se afirma que como delega y delega con exceso, en demasía, suele dedicar muchas horas del día al cultivo de la amistad. El pitorreo, la chunga, el desmadre con los suyos, su círculo rojo.
Es decir, estaría viviendo su juventud como un muchacho normal que nunca ha desempeñado una tarea pública, como es gobernar un pueblo, enaltecer el destino de los 8 millones de habitantes de Veracruz, instaurar el Estado de Derecho, garantizar la seguridad en la vida y en los bienes, etcétera.
Y, por tanto, tal cual ha vivido los últimos tres años, con 10 meses.
TIBERIO, HISTORIA DE UN RESENTIMIENTO DE MARAÑÓN
Y lo importante es que así la vida le ha funcionado, pues bastaría referir que en el transcurso de los meses los opositores, sobre todo una parte del panismo, han vaticinado ene número de veces su renuncia, su incorporación al gabinete peñista, y el góber sigue ahí, quizá como el Sísifo de Albert Camus con la roca a cuestas tratando de subirla a la cima; pero ahí está, inalterable.
Su antecesor en la gubernatura ha sido su único jefe en la política, el maestro que siempre se respeta y admira, de igual manera como también lo ha sido para todos y cada uno de los llamados Niños infieles.
Del tío, pues, aprendieron muchas cositas, algunas de las cuales las reproducen tal cual, entre ellas, el amor a los bienes de este mundo como dice la iglesia y también el hábito de las fidelíneas y tener una bruja, una astróloga, de cabecera y, de paso vivir rodeado de barbies.
Por eso, como el tío se quedó con el cordón umbilical de todos ellos, les hace brujería (ahora los Niños infieles le llaman el karma) y, por tanto, la dependencia psicológica, psiquiátrica y neurológica de Duarte a Fidel Herrera lo ha llevado a que nunca, jamás, en los últimos casi cuatro años (ni tampoco el resto del sexenio) lo exhiba en la hoguera pública.
Y, bueno, lo anterior manifiesta una gratitud sin límites del hijo putativo al padre putativo.
Así, disculpen las molestias que pudiera haber causado esta obra periodística, pero se trata de un brevísimo ejercicio, al estilo de Gregorio Marañón con su libro Tiberio, historia de un resentimiento, para entender la complejidad de un ser humano que por ahora despacha como jefe del Poder Ejecutivo de Veracruz, el estado también llamado el Houston de México y la Arabia Saudita de América Latina.