LUIS VELÁZQUEZ
Un campo de sangre
La historia iniciaría diciendo, oh Rubén Darío, oh Amado Nervo, oh Manuel Gutiérrez Nájera, oh Manuel Acuña, oh José Alfredo Jiménez, que la luna de octubre es la más bonita… por grandototota.
Pero, al mismo tiempo, que en octubre los demonios andan sueltos, digamos para repetir el refrán popular que tanto popularizó el hermano de José Francisco Ruiz Massieu, el cuñado de Carlos Salinas, luego de su asesinato.
Así, podría escribirse que Veracruz es un campo de sangre que si se sacude una vez borbotea sangre y se sacude otra vez caen los huesos y se sacude una tercera ocasión aparece el cadáver completo.
Y es que una navegada en la hemeroteca digital arroja el siguiente resultado sangriento y purulento solo en el mes de agosto, cuando, se recuerda, la luna es más bonita por grandotota.
Desde luego, habría de comenzar con el último delito ocurrido ahora, ni más ni menos, en un AU en la carretera federal de Acayucan a Jáltipan, cuando unos malandros detuvieron la unidad, la desviaron a despoblado, y luego de robar a los pasajeros, tomaron a una chica de 27 años, la sacaron del autobús y la violaron en el monte.
A primera vista se trata del primer incidente de tal naturaleza, luego de que hacia el año 2012, en la carretera de Tempoal a Pánuco, en el norte de Veracruz, los malosos rafagueron tres autobuses de pasajeros con el saldo de 17 muertos, entre ellos, un bebé en los brazos de su madre.
Y si en Veracruz hemos llegado a bajar del autobús a una muchacha para ultrajarla en el monte, entonces, caray, la desintegración social de la tierra jarocha ha llegado a lo insospechado, allí donde nunca, jamás, la imaginación humana pudo vislumbrar la posibilidad de la barbarie.
Los fans del secretario de Seguridad Pública, entre ellos los diputados bermudistas, José Ramón Gutiérrez, Juan René Chiunti y Adolfo Jesús Ramírez Arana, dirán que tales hechos ocurrían en el viejo oeste; pero también que ni modo de asignar un cuerpo policiaco en cada autobús del AU y del ADO.
Pero, en contraparte, bastaría referir que los malandros han rebasado por completo a la autoridad policiaca del duartismo, y por mismo están sucediendo las tragedias anteriores.
SANGRA VERACRUZ
El mes de octubre, pues, ha confirmado que Veracruz es un campo de sangre.
Léanse los siguientes hechos ocurridos en el transcurso de los últimos doce días del mes:
Una mujer asesinada en Córdoba.
El cadáver de un hombre hallado en Alvarado.
Un hombre ejecutado en Ángel R. Cabada.
El sobrino del líder Cardenista ejecutado en Córdoba.
Tres cadáveres hallados en un taxi en Misantla.
Un par de cadáveres tirados en la autopista a Cosamaloapan.
Dos ejecutados más en Córdoba frente a un restaurante.
Un lavacoches asesinado en Omealca.
Un ganadero asesinado en Rodríguez Clara de Amanda Gasperín Bulbarela.
Dos personas más ejecutadas en Maltrata.
El tiroteo en La Antigua de Ana de la Reguera, con el resultado de cuatro malosos muertos y cuatro policías heridos.
Un taxista asesinado en Amatlán, mientras su compañero logró escapar.
¿Cómo, entonces, señor Arturo Bermúdez y diputados Gutiérrez, Chiunti y Ramírez, puede darse una explicación convincente, fuera de duda, ante el estado de cosas que estamos viviendo y padeciendo en la tierra jarocha, de norte a sur y de este a oeste, por culpa, claro, de que la luna en octubre en grandota, y por tanto, ilumina con tanta claridad a la tierra que la sangre ha escurrido más, mucho más que en meses anteriores?
¡BIENAVENTURADO ARTURO BERMÚDEZ!
Un hecho queda claro: el secretario de Seguridad Pública no puede.
Otro hecho también queda manifiesto: hoy, el secretario de Seguridad Pública causa más, mucho más daño al gobernador Javier Duarte y a su gobierno.
Otro hecho es inaplazable: el defeño Arturo Bermúdez Zurita es relevado del cargo, como afirman por ahí sus fans, como candidato a diputado federal pluri o, de lo contrario, seguirá dañando más al duartismo.
Y, bueno, si tal fuera, entonces, una vez más habrá razones para canonizar en los altares a Duarte, pues los 8 millones de habitantes de Veracruz ya quisieran tener un amigo de tanta firmeza; pero más aún, con tanta lealtad.
Una lealtad perruna, a prueba de bomba.
¡Bienventurado, pues, Bermúdez!