Estibaliz, una maestra muy especial

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Estibaliz Velasco Molina, nació el 24 de diciembre de 1976 en la ciudad de Xalapa.

Con estudios en Educación Especial en área de audición y lenguaje, con 20 años de trayectoria, el 21 de Noviembre cumple 21 años de ejercer plenamente esta noble profesión.


Al principio su interés estaba focalizado a la educación preescolar sin embargo en un primer intento para ingresar le fue fallido el acceso y ese año le sirvió para definir su futuro, y aunque por ser muy buena en el área de exactas estaba interesada en arquitectura o ingeniería recuerda que en esos años que salía de la prepa no era bien visto para la familia que las mujeres pudieran ser ingeniero o arquitecto.
En el año libre adquirió conocimientos varios que le dieron herramientas para poder ser una maestra de educación especial que a casi 21 años se dice satisfecha de poder servir pero como una coincidencia del destino, en el último año de la carrera decide embarazarse y su hijo Emanuel nace con una discapacidad, a partir del año ocho meses iniciando con convulsiones profundas se convirtió en el gran maestro de su vida.

Con 11 años trabajando en el centro de atención múltiple María de los Ángeles Bello Aguirre , su primer trabajo no fue frente a grupo sino frente a padres, trabajo de contención, canalización y toda la ayuda y orientación que los padres con hijos con discapacidad requieren -asegura que- esto no hubiera podido ser posible sin todo el aprendizaje que su hijo le ha generado. Mi segunda hija es menor por dos años ella tiene 19, y es mi pequeña gran familia que con mi grupo hacen mi gran familia. Nadie nace sabiendo ser padre o familia de un hijo con discapacidad. En grupo he tenido todo tipo de discapacidad y es algo que disfruto mucho convivir, mostrarles lo que he aprendido (a los padres), y a los chicos dotarlos de nuevas habilidades que les permitan la independencia.

“En la Secretaría de Educación constantemente nos piden reportes, evaluaciones, planes y programas y en muchos casos no están adaptados a nuestros chicos, y es ahí en donde se hacen los ajustes” explica la maestra.

“He visto morir alumnos en el hospital, como el caso de mi alumno que dos años fui su maestra, casi a punto de graduarse de preescolar a escasos cinco días tuvo que ser internado, -porque aquí muchos chicos pasan intermitentes días en hospital- lo visité y su mamá me hablo al otro día para decirme que parecía que solo me esperaba para morir, son golpes muy duros en mi vida” relata.

Días esperanzadores y llenos de alegría es cuando a un alumno con el que durante mucho tiempo hemos trabajado todo el equipo en conjunto con la familia y se han realizado adecuaciones y la familia – que a mi me gusta mucho la cercanía con los familiares me parece súper importante tener ese contacto- estuvo trabajando en lograr ser incluido en una escuela regular, o en algún empleo.

Mientras era niño , Emanuel estudió en el Centro de Atención Múltiple, ahora el ya no esta integrado en escuela.
Mi hija estudia actualmente en línea la carrera de enfermería, y ahora que hemos vuelto a la normalidad de las clases, el permanece en casa con el apoyo de su hermana.

El CAM es mi segunda casa, en donde me siento profundamente arropada porque somos un equipo que trabajamos con cada alumno todos, entonces es fundamental la buena comunicación, porque hablamos mucho de los alumnos, tenemos que intercambiar conocimiento, material, ideas, tiempos e incluso pasar mucho tiempo observando juntos y también celebramos mucho los grandes logros de nuestros alumnos, y también ellos han respaldado mucho los avances de mi hijo fueron sus maestros y son como familia, están pendientes, dijo.

“Soy muy feliz de ser madre y maestra especial” culmina Estibaliz.