ESPECIAL: Drácula regresa a la pantalla grande

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¿Hasta qué punto Drácula puede salvar los proyectos de los mortales? Cuando parecía que el tema sobre el mítico rey de los vampiros había ya dado de sí en el cine, este fin de semana revivirá en las salas del país el título Drácula: La historia jamás contada el cual es una revisión del atormentado personaje que vive con la sangre de sus víctimas.

 

El vampiro más famoso regresa al cine. El cineasta irlandés Gary Shore filma una historia diferente del personaje que creó Bram Stoke en una novela hacia 1897, bajo el título Drácula, la historia jamás contada, producida por Universal Pictures.

El actor británico Luke Evans es quien recrea a esta criatura nocturna en un filme (a estrenarse el próximo 2 de octubre en México) con sorprendentes efectos especiales. También actúan Sarah Gadon y Dominic Cooper.

La historia se ubica en el año 1462. Transilvania ha disfrutado de un periodo largo de paz bajo el mandato justo y equitativo de Vlad III, el príncipe de Valaquia, con su esposa Mirena. Juntos han negociado esa paz con el poderoso imperio otomano.

Pero el sultán otomano Mehmet II exige que mil niños de Valaquia, incluyendo el hijo de Vlad, sean separados de sus padres y forzados a volverse soldados para su ejército. Vlad debe tomar una decisión: hacer lo mismo que su padre y darle su hijo al sultán o buscar la ayuda de un monstruo para enfrentar a los turcos, algo que significaría condenar a su espíritu a una vida de servidumbre eterna.

Vlad viaja a la Montaña Broken Tooth, donde se encuentra con un demonio y acepta un trato que le dará al príncipe la fuerza de cien hombres, la velocidad de una estrella fugaz y suficiente poder para aplastar a sus enemigos. Sin embargo, se le impondrá una sed insaciable de sangre humana.

Si al terminar tres días Vlad logra resistir a beber sangre, regresará a su antiguo ser y quizá, en ese tiempo, logrará salvar a su pueblo. Pero si bebe, se verá forzado a vivir en la oscuridad el resto de su vida, alimentándose únicamente de sangre humana y destruyendo todo lo que le es querido.

Matt Sazama y Burk Sharpless escriben el guión Drácula, la historia jamás contada. El productor del largometraje es Michael De Luca, quien ha llevado a la pantalla exitosos relatos, como The social network, Moneyball y Captain Phillips, entre otros, y ofrece los orígenes del monstruo en este guión porque “de niño siempre quería saber quién había vuelto a Drácula vampiro:

“Me preguntaba: ‘¿habrá sido el primero?, ¿hubo otros?’ Era una deliciosa pregunta sin respuesta, algo que no se cubría inclusive en la novela de Bram Stoker”.

Cuando cayó sobre el escritorio de De Luca un guión escrito por el equipo de escritores en boga, Matt Sazama y Burk Sharpless, fue feliz:

“Me pareció ingenioso”.

Este cuento de Drácula toma de la vida de una figura histórica real: Vlad III de Valaquia, también conocido como Kaziglu Bey (El Príncipe Empalador). Así que los escritores tomaron muchos hechos básicos sobre este oscuro gobernante y los extrapolaron para crear una saga de fantasía.

 
El verdadero Vlad TepesVlad III
Nació en 1431 en Transilvania. De niño, su padre Vlad II lo mandó, junto con su hermano menor, como rehén del Sultán Murad II a Constantinopla, donde estuvieron seis años y donde los entrenaron para la guerra. Como Transilvania se encontraba entre dos imperios, los turcos otomanos y los Habsburgo de Austria, los jóvenes nobles vivieron una época de guerra constante, y por ello, era necesario hacer algunos sacrificios.Vlad III creció para volverse un conquistador despiadado cuyo método preferido era la tortura, los dejaba torciéndose en agonía durante días y días. Este hecho aterrador fue lo que le mereció el mote póstumo de Vlad el Empalador (también Vlad Tepes).Como su padre pertenecía a la Orden del Dragón, una organización secreta de caballeros cristianos, misma que se oponía al imperio otomano musulmán, Vlad tomó el nombre Dracul, que se traduce desde el romano como “dragón/diablo”.Tras la muerte de su padre, Vlad III gobernó Valaquia, al sur de Transilvania, desde 1448 hasta su propia muerte en 1476. Siguiendo los pasos de su padre, Vlad III también fue ordenado como parte de la Orden del Dragón. Fue entonces que le pidió a sus hombres que lo llamaran “Drácula”, que significa “hijo del dragón/diablo” en rumano.  Supuestamente muerto en 1476 mientras peleaba con los turcos, Vlad III fue decapitado y su cabeza fue exhibida en Constantinopla, para que toda la ciudad la viera y sintiera temor.