Escenarios

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LUIS VELÁZQUEZ

 

•Waterloo de Callejas Arroyo

•Se llama Luis Arturo Ugalde

•Hombre del fogoso en Congreso

 

I

El profe Juan Nicolás Callejas Arroyo, cacique magisterial del SNTE desde hace 30 años, cinco veces diputado local y federal pluri, dueño también de la SEV de Adolfo Motita, a quien tiene como un rehén, creyó que el gobierno de Veracruz le concesionó la LXIII Legislatura toda para él.

Pero se equivocó y ha sufrido uno de los primeros reveses.

Semanas anteriores quiso descarrilar al director administrativo del Poder Legislativo Luis Arturo Ugalde Álvarez, quien fuera secretario particular del gobernador Fidel Herrera, a quien de cariño llamaba… “Uuuuuuuuugalde”.

Incluso, según las versiones, hasta lo despidió inventando cualquier rudeza innecesaria.

Entonces, horas después el góber fogoso le habló al celular para aclarar paradas y solicitar la reinstalación inmediata de Ugalde Álvarez en el cargo…y fue aplicado al pie de la letra.

Así, de una forma tan sencilla, el fogoso recordó a Callejas Arroyo que, en todo caso, el que gobierna está en palacio y quien manda en la avenida Río Pánuco, en la ciudad de México, aun cuando también en el edificio Platino, en Boca del Río, frente a la bahía jarocha.

No obstante, Callejas Arroyo tiene todo. Pero, al mismo tiempo, límites.

Por eso es que cuando a los diputados locales entró la locura de estrenar una camioneta cada año, Ugalde fue categórico y les dijo que por ningún motivo, pues las arcas están vacías.

Y, además, se vive el cuarto año de austeridad.

Pero, además, tal hecho significaba una frivolidad en medio de tanta desigualdad social y económica.

Y ni hablar, los 50 legisladores quedaron con las ganas.

Solo así, y entre otras acciones, puede existir un Poder Legislativo al que el ciudadano tenga respeto y vea con seriedad.

 

II

La misma actitud de Ugalde Álvarez ante el golpe de Estado para la compra de 50 camionetas habría, digamos, de aplicarse en la Comisión de Vigilancia del Congreso, que integrada por unos once, doce diputados fiscalizan la rendición de cuentas del gabinete legal y ampliado del duartismo y de los 212 presidentes municipales.

Pero por desgracia, rara, extraordinaria ocasión una golondrina anuncia el verano.

Por ejemplo, semanas anteriores, la Comisión de Vigilancia sólo detectó que unos cinco exalcaldes habían cometido trastupijes con el erario público, mientras el grueso de los ediles, sobre todo de los ayuntamientos con mayor presupuesto y relaciones políticas, ni siquiera fueron raspados.

Y ni modo que sean ángeles de la pureza administrativa.

Pero, bueno, la fama pública indica que los diputados de tal Comisión suele negociar entre sí para blindar a los alcaldes de sus partidos políticos y así negocian y pactan la impunidad.

En otros casos los intereses partidistas se atraviesan a plenitud, como por ejemplo cuando Américo Zúñiga fue diputado presidente de tal Comisión y nunca descubrió irregularidades en la alcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales García, como una estrategia para comprar su lealtad camino a la candidatura priista a la alcaldía.

 

III

Luis Arturo Ugalde Álvarez fue el estudiante más brillante de su generación en el Ilustre Instituto Veracruzano y también en la facultad de Leyes de la UV.

En aquel tiempo, don Arturo Llorente González, subsecretario de Trabajo con el presidente Luis Echeverría Álvarez, tuvo oportunidad de la candidatura a gobernador y Ugaldo fue el más encendido promotor de su legítima aspiración en el puerto jarocho y entre la población estudiantil.

Es amigo, pues, de Alfredo Llorente Martínez, director del Instituto Nacional de Educación para Adultos, al lado del secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor.

Su inteligencia echa chispas y es un político discreto que más bien prefiere actuar en las sombras como un operador.

Y más aún, se mantiene leal a su jefe y amigo, el fogoso, y desde la dirección administrativa de la LXIII Legislatura le sirve con institucionalidad.

Y ni hablar, Callejas Arroyo descubrió en Ugalde su Waterloo…