Escenarios

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LUIS_VELAZQUEZ

  • Cada quien sus negocitos

  • SAS, para brasileña Odebrecht

  • El SAS de Yunes Márquez

 

I

El alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, y el Cabildo han tomado otra decisión camino, digamos, al espíritu del artículo 115 Constitucional que fortalece la vida municipal y contempla que cada Ayuntamiento proporcione los servicios de tránsito, policía, agua potable, alumbrado, recolección de basura, pavimentación de calles y educación, entre otros.

Primero, y luego de que le arrebataran el festival de la salsa, cabildeó el regreso de la dirección de Tránsito, que le han dado a medias.

Así, ha dado el paso siguiente, como es la desincorporación del Sistema de Agua y Saneamiento Metropolitano, SAS, que por cierto formaron tres alcaldes panistas: José Ramón Gutiérrez en el puerto jarocho, Adrián Ávila Estrada en Boca del Río y Emilio Ramírez Quevedo en Medellín.

Desde luego, en nada afecta a SAS la independencia y la autonomía de Boca del Río, que tal cual podrá concesionar y/o privatizar el servicio, de igual manera como SAS estaría en la antesala con la empresa brasileña, Odebrecht, de puntera.

Cada quien, pues, su negocito. Y sus intereses políticos, económicos y sociales, claro.

En tanto, SAS de cualquier manera seguirá empujando la carreta, pues quedaría integrada, por lo pronto, con Veracruz y Medellín.

Incluso, habría de recordar que en su momento nada ocurrió cuando los alcaldes de Alvarado, Jamapa y Manlio Fabio Altamirano agarraron camino, en el sexenio de Miguel Alemán Velasco, para ser administrador por la Comisión de Aguas del Estado de Veracruz, CAEV.

¡Ah!; pero todo indica Yunes Márquez jugó con patrañas…

 

II

Según el acuerdo, el proceso de la desincorporación durará unos 18 meses, máximo, para que así Boca del Río empiece a cobrar el servicio del agua en forma directa.

Y a darlo, por supuesto.

Una cláusula, por ejemplo, establece que si en uno, dos, tres meses el Ayuntamiento se siente listo para operar de manera absoluta, entonces, en automático se consumará la transición total.

Pero, además, ganones: si en el transcurso de los 18 meses, de pronto, zas, Yunes Márquez siente que garantizar el servicio del agua a los boqueños es un problema, un fastidio, una camisa de fuerza, entonces, como de los arrepentidos se vale Dios, Boca del Río, ¡qué felicidad!, regresará a SAS.

Tal cual… cuando sucede en los niños se llama berrinche; pero ni hablar, son, fueron las reglas del juego.

 

III

SAS estaría a punto de ser tragada por la burocracia estatal y municipal, luego de que fue creada como Junta Federal de Mejoras Materiales en 17 ciudades del país en el sexenio federal de don Adolfo Ruiz Cortines.

Años después la Junta fue desaparecida por José López Portillo y derivó en SAPA, CRAS y SAS.

Ahora, luego de tantos años de haber sido operada como caja chica de los alcaldes y gobernadores en turno, está a punto de ser privatizada y/o concesionada a una empresa, al parecer, la brasileña Odebrecht, que va como puntera, la mismita que en Nanchital construye el proyecto Etileno siglo XXI con 17 mil trabajadores, por ahora.

De ser así habría de recordar que si Javier Duarte desapareció por decreto la dependencia MAVER, Maquinaria Veracruz, y la Junta Estatal de Caminos para ocultar trastupijes, lo mismo ocurrirá con SAS, donde el antecesor de José Aniceto Tello Allende, José Ruiz Carmona, se fue cabezón, como lo denunciaran los alcaldes de Veracruz, Ramón Poo Gil con la cartera vencida de mil millones de pesos, y de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez con un déficit de 260 millones de pesos y de Medellín, Omar Cruz, quien reveló que interpondría denuncia penal por daño patrimonial de 600 millones de pesos.

A tapar, pues, como los gatos, la mierda oficial…

 

IV

Se vive, pues, la gubernatura imperial y faraónica en Veracruz, donde cada parte da su brinco con huarache para sacar raja del árbol caído.

SAS, para el consorcio brasileño, para tapar entuertos. Boca del Río, con su Sistema de Agua, para manejarlo a su antojo.

Sólo faltaría determinar el destino del llamado Túnel Sumergido, en Coatzacoalcos, donde según el secretario de Infraestructura y Obra Pública, Gerardo Buganza Salmerón, tanto dinerito ha corrido por las sucias cañerías de la corrupción, luego de haberse convertido, de hecho y derecho, en un sórdido elefante blanco.