Escenarios

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Luis Velázquez

 

•Menosprecio duartista

•Desoyen clamor social

Caso Soledad Atzompa

 

 

I

Un alcalde, de los 212 de Veracruz, en nombre de su pueblo, Soledad Atzompa, enclavada en la sierra de Zongolica, uno de los nueve municipios más jodidos del país, tocó la puerta del secretario de Seguridad Pública.

Sólo deseaba… que el titular cumpliera su palabra empeñada de que la dependencia, el gobierno de Veracruz, pagaría el salario a los muchachos del pueblo que se capacitan para trabajar como policías.

Nunca fue recibido.

El alcalde, uno de los 212 de Veracruz, de igual manera tocó la puerta del secretario de Infraestructura y Obra Pública… para solicitar el cumplimiento de la obra pública ofrecida en la montaña negra de Zongolica.

Nunca fue recibido.

El alcalde también pidió audiencia en la Secretaría General de Gobierno, la oficina política política del duartismo… para pedir su cabildeo, sus buenos oficios, tender un puente de acuerdo.

Tampoco, nunca, jamás, fue recibido.

El alcalde optó por una decisión, digamos, salomónica: hablar con la prensa para recordar a los secretarios los pendientes y diciendo que ni modo, los señores del poder solo dejan como única salida las caminatas, las marchas, los plantones, la protesta social y popular.

Pero además, avisó de una marcha que organizaba.

Y tampoco, ninguno de los tres lo quiso escuchar.

Ayer lunes, con los indígenas de Atzompa, Xoxocotla y Atlahuilco organizaron una caminata que partiendo de Zongolica pasara por la caseta de peaje de Fortín y luego tomara camino a Xalapa, con el único deseo, el limpio deseo, de ser escuchados, y al mismo tiempo, fijar el tiempo, el momento, la fecha, el día, para cumplir la palabra ofrecida.

 

EL TIEMPO DEL DESPRECIO Y EL MENOSPRECIO

 

De acuerdo con el cálculo unos tres mil indígenas caminaban en la carretera federal.

Y de pronto, zas, se les aparecieron unos cien policías estatales integrados en un bloque con el único objetivo de frenar el coraje social y reducir la caminata a la nada.

Otros, sin embargo, de plano fueron detenidos, digamos, intimidados, a la altura de Chocamán y Tomatlán.

La Secretaría de Seguridad Pública quiso así pulverizar la indignación popular.

Entonces, el alcalde de Soledad Atzompa llamó una y otra y otra y otra vez a la Secretaría General de Gobierno y nunca, jamás, le fue contestado el teléfono.

Que el secretario está en junta. Que el secretario fue con el gobernador a una cita. Que el secretario salió. Que llame al ratito.

En el fondo el mismo hecho y la misma circunstancia con que el sexenio próspero ha tratado a otros ciudadanos:

La indiferencia, el menosprecio, el desprecio, la apatía, el valemadrismo… sobre los graves y grandes pendientes de Veracruz.

El mismito con que ayer mismo trataron a los indígenas del Totonacapan, pertenecientes al Consejo Nacional Ciudadano, quienes fueron, incluso, baleados en los autobuses en que se dirigían a Xalapa, a la altura del poblado “El chote”, municipio de Papantla.

 

DESPIERTA EL VERACRUZ BRONCO

 

He ahí, pues, el estilo de gobernar y ejercer el poder de la generación duartista.

El gobernador delega en el gabinete legal y ampliado, pues ellos como secretarios y subsecretarios tienen una tarea, una misión encomendada, una responsabilidad… que por eso mismo, además, usufructúan un salario excepcional, más viáticos, más camionetas escoltas y hasta blindadas, más guardaespaldas, incluso, más negocios lícitos e ilícitos.

Y ellos, los titulares, delegan en los mandos medios, y los mandos medios en los mandos inferiores, y así la cadenita hasta que el río se desborda.

Y cuando el México bronco despierta, la autoridad recurre a la intimidación, el acoso, la represión, la amenaza para acallar la irascibilidad social.

Así han gobernado los duartistas durante casi cuatro años.

En contraparte, más, mucho más gana el gobierno y gana la sociedad y gana la imagen del jefe máximo… si el gabinete responsable de su área escuchara y dialogara con las partes, y establecieran una agenda pública y suscribieran acuerdos posibles de cumplir, y le dieran seguimiento hasta cerrar el capítulo correspondiente.

Pero como ninguna de tales posibilidades ocurren, la gente se manifiesta.

Ha sido el caso, como de tantos otros alcaldes, de Soledad Atzompa… que en nombre del pueblo indígena habrá de seguir cabildeando.

Y es que nadie desearía que luego de la caminata se doblara y/o fuera doblado, como por ejemplo, ocurrió con la presidenta municipal de Rodríguez Clara, quien luego de denunciar que el gobierno de Veracruz le adeuda desde varios meses cien millones de las participaciones federales, de pronto, zas, guardó silencio.

Y como también parece haber ocurrido con el alcalde de Tomatlán.

Y con los 15 alcaldes abanderados por el diputado local, el panista Jorge Vera.

Incluso, hasta con el regidor Hugo Vázquez de Gudiño, en el Ayuntamiento de Ramón Poo, de que unas avenidas estaban inconclusas en la pavimentación porque el duartismo les adeudaba las participaciones federales desde meses anteriores.