LUIS VELÁZQUEZ
•Un PRD rojo
•Descrédito estatal
•Elección en puerta
I
Rogelio Franco Castán llegó al PRD a través de su padrino Arturo Hérviz, exalcalde de su pueblo, exdiputado local y federal, exsenador, exlíder estatal del partido y fallido candidato a gobernador ante el priista Miguel Alemán Velasco.
De entonces sólo se recuerda que cuando Alemán triunfó en las urnas, el primero en reconocerlo fue Hérviz, de tal manera que el resto del sexenio le fue bien.
A su salida del PRI, el padre putativo heredó al hijo putativo el liderazgo perredista y luego lo siguió empujando hasta el Congreso local y el federal.
Pero un día, sorpresas que da la vida, Hérviz Reyes endurecía el rostro cada vez que recordaba a Franco Castán, asustado, impactado de su nivel de deshonestidad.
De hecho lo aborrecía a partir de la doble traición: primero, como su discípulo, y luego por su corrupción.
Y lo anterior, bueno, son palabras mayores en un político como Hérviz, por su fama pública conocida.
Ahora, el hijo putativo se ha destapada para la candidatura al PRD, luego de que Sergio Rodríguez deje la presidencia a la que ha convertido en más roja que el PRI.
Incluso, por eso mismo, el góber padrísimo suele decir que “el PAN y el PRD son míos”, porque tanto en su momento con Enrique Cambranis como todavía hoy con el alcalde de Ciudad Mendoza, la fama pública registra que ambos son más duartistas que Dominga Xóchilt, que son palabras mayores.
Así, y de entrada, con Franco Castán, el PRD iría al sótano del descrédito, con lo que el único beneficiado sería él mismo, pues el partido del sol azteca ha estado cortejado por los secretarios General de Gobierno, Érick Lagos, y Desarrollo Social, Jorge Carvallo Delfín.
II
Claro, Franco se ha curado en salud y habla de recuperar la confianza ciudadana cuando, bueno, si el PRD la ha perdido en ningún momento es de ahora, digamos, con Sergio Rodríguez, sino, por el contrario, ha arrastrado el desprestigio y poco a poco se ha ido consumiendo.
Quizá, incluso, desde que Franco fuera dirigente por vez primera, acaso desde que Hérviz pasó por ahí.
Además, está visto que con todo y trastupijes, las partes han vedado a sus adversarios, entre ellos, Enrique Romero Aquino y Elías Miguel Moreno Brizuela para encender a las bases, sin esperanza para significar una representatividad.
Peor tantito si se considera que el mismo Franco habla de negociar con las tribus, que han sido el coco del sol azteca, tanto en Veracruz como en el país.
Por eso, incluso, Rosario Robles Berlanga, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador, andan en otros partidos políticos.
Pero, bueno, de buenas intenciones está sembrado el camino al infierno.
III
Según el aspirante a la dirigencia estatal del partido el PRD ha buscado siempre el bien de la sociedad local.
Caray, mucho se duda.
Dígase, por ejemplo, un solo testimonio donde el partido y sus militantes como alcaldes y diputados locales y federales hayan enaltecido la calidad de vida de la población.
Ni siquiera, para acabar pronto, en Ángel R. Cabada, donde Hérviz fuera alcalde, ni tampoco en Santiago Tuxtla, donde ejerciera el poder edilicio Yazmín Copete, ni en Ciudad Mendoza, por donde pasara Sergio Rodríguez.
IV
Otras tribus que también se han anotado para tomar la nueva estafeta son el diputado federal León Mendívil, Agustín Mantilla, Juan Carlos Mezahua, Fredy Marcos y los hermanos Enrique y Dulce María Romero Aquino.
Y, bueno, de la fuerza partidista, política y social de todos ellos hablan los siguientes datos:
Uno. De 212 presidentes municipales en el estado de Veracruz sólo 33 son del PRD, mientras el PAN tiene 42. Además, todos los ediles del PRD son municipios pequeños, modestos.
Dos. Un solo diputado federal de Veracruz tiene en el Congreso de la Unión que, además, ganó por la Elizabeth Morales García, entonces alcaldesa, con otros políticos, y jugó con todo en contra del candidato priista Reynaldo Escobar Pérez.
Tres. En el Congreso local sólo tienen dos diputados.
Cuatro. Si antes Arturo Hérviz logró la senaduría, ahora, ninguna posibilidad tienen.
En contraparte, habría quizá de investigar la fortuna de Sergio Rodríguez, el presidente del CDE que está por salir para cuantificar el ejercicio del poder con sentido patrimonialista, sin importar el desarrollo del sol azteca.