Escenarios

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•Fuerza Rural en Michoacán

•Fuerza Civil en Veracruz

•Rechazo de la población

 

Luis Velázquez

 

I

En Michoacán, la Fuerza Rural creada por el comisionado presidencial, Alfredo Castillo, ha generado la inconformidad social.

Varias comunidades del municipio de Uruapan, por ejemplo, han puesto el grito en el cielo:

Uno, atropellos a los derechos humanos.

Dos, uso indebido de la fuerza pública.

Tres, detención ilegal.

Cuatro, robos.

Cinco, cobro de cuotas.

Seis, enfrentamientos armados con los pobladores.

Siete, “estar en vías de constituirse en un bando armado más”.

Ocho, el revoltijo que está a punto de armarse con tantas fuerzas policiacas operando en Michoacán: policías estatales y federal, ejército, autodefensas, policías comunitarios y carteles.

Así, todo indica que habrá un infierno tan temido, al contrario del objetivo fundamental, que es la pacificación.

Y, bueno, el anterior escenario viene a propósito del anuncio de que en Veracruz entrará a operar un nuevo grupo policiaco.

En Michoacán se llama Fuerza Rural. Aquí, el secretario de Seguridad Pública la ha bautizado con el nombre de Fuerza Civil.

¿Estaríamos, pues, en riesgo de que el modelo de Michoacán se reproduzca en Veracruz?

¡Que la astróloga de los Llanos de Sotavento cuide a todos!

 

II

Los pobladores purépechas de Michoacán han convocado a la prensa defeña para que repiqueteen en la ciudad de México la realidad avasallante que están padeciendo.

El alcalde de Uruapan, Aldo Macías, por ejemplo, ha dicho que más de 40 mil indígenas se niegan a ser detenidos y revisados, por lo que amenazaron con lanzar a la Fuerza Rural del pueblo.

Cometen abusos y violentan con retenes el derecho al libro tránsito, publicó el corresponsal Ernesto Martínez en La jornada, 15 de septiembre, 2014.

Y, bueno, el temor, el miedo, la zozobra, la incertidumbre en Veracruz se apoya en los siguientes hechos:

Uno. Nada indica que la Fuerza Civil  será diferente a los policías estatales y municipales que ocupan el primer lugar en la Comisión Estatal de Derechos Humanos en abusos.

Y más, cuando el jefe máximo ha sido rebasado por los carteles en el territorio jarocho.

Y por algo será.

Dos. En los primeros años del duartismo, los soldados y marinos levantaron a policías en Tuxpan, Peñuela, Tierra Blanca, Tres Valles, Cosamaloapan y Soledad de Doblado, por sus ligas con los carteles.

Incluso, y en el caso de Tuxpan, fueron acusados del secuestro y asesinato de un marino, cuyo cadáver apareció flotando en el río.

Tres. Hay, cierto, sin duda, como en la viña del Señor, policías respetuosos de la ley; pero al mismo tiempo, hay policías malandros y, bueno, mientras se adivina quién es quién todo puede acontecer…

 

III

Cuatro. Tan es así que, por ejemplo, en Cosamaloapan el exalcalde Homero Arróniz exigió como primera autoridad la salida del ejército del pueblo y, ni modo, cada ciudadano hará su balance de si fue para bien o para mal, pero el hecho ahí está.

Cinco. La secretaría de Seguridad Pública alardea de un cuerpo de élite en la Fuerza Civil, pero cada vez que se cree en la propaganda boletinera del gobierno, el ciudadano sale perdiendo.

Seis. La mayor parte de las familias en Veracruz tienen un pariente, un compadre, un amigo, un conocido, un vecino… secuestrado, desaparecido, ejecutado, mutilado y sepultado en fosa clandestina, lo que manifiesta el fracaso oficial ante los malandros.

Y, bueno, si el Veracruz seguro y el Blindaje y el perrito y el candadito han fracasado, nada garantiza la eficacia del nuevo invento de Seguridad Pública para cumplir al pie de la letra con el Estado de Derecho de garantizar la seguridad en la vida y en los bienes, más, mucho más en la vida.

Siete. Peor tantito si se considera que son dos mil elementos los que forman parte de la Fuerza Civil.

Y si en Veracruz hay, digamos, 212 municipios, entonces, a cada demarcación le corresponderían 9 policías de la llamada Fuerza Civil.

Es decir, nada, para tanta población.

Ocho. Tantito peor si se considera que pocos, excepcionales, gobernadores han escuchado el llamado del zar antisecuestros, Renato Sales, de integrar una estrategia sustentada en la investigación para luchar contra los malosos.

Bastaría referir que los carteles en Veracruz están aposentados desde Patricio Chirinos Calero, hace 21 años con nueve meses, y ni modo que en los próximos dos años con dos meses y medio que restan al duartismo la Fuerza Civil logre milagros.