El Cristo Negro de Otatitlán que siempre elige volver ahora ya tiene un santuario

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* Pasaron 5 años para que finalmente pudiera concretarse la ansiada restauración del santuario, gracias a las gestiones del actual Secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos

El milagro de su llegada 

Existen dos versiones acerca de la llegada de la imagen del Cristo Negro a Otatitlán. Hay quienes aseguran que el rey de España Felipe II comisionó al Duque O´Donojú para que le hiciera la encomienda al escultor Juan Dornier, de Inglaterra, que realizará tres imágenes de este santo y así enviarlas a la Nueva España para su adoración y propagación de la religión católica. Pero la  más acertada de todas, es la leyenda que se cuenta cada año a todos quienes visitan el templo de este santo. 

Esta leyenda se sitúa en los años 1595. Eran tres imágenes de este Cristo que tenían como destino Chalma, en Estado de México; Esquipulas, en Guatemala y Otatitlán, en Veracruz. 

El Cristo Negro destinado a llegar a Otatitlán, tuvo como primer destino una población mazateca llamada Puctlanzingo, esta fue encontrada por un matrimonio conformado por Rafael Manuel y Toribia Juana, en la desembocadura del río tonto (hoy en el fondo de la presa Miguel Alemán) y posteriormente adorada en dicha población. Dos años después, en 1597, hubo una peste de viruela e inundaciones que afectaron a toda la zona, por lo cual, los habitantes del lugar llegaron a la conclusión de que la imagen de este santo era un presagio divino de que no pertenecía ahí, por lo tanto, la pusieron sobre una balsa (hecha de bambú) en el río Papaloapan para que así llegara a cualquier lugar donde esta quisiera estar. Al cabo de unos días, pobladores de Otatitlán encontraron la imagen bajo un tamarindo e inmediatamente pensaron que era un milagro, la sacaron de la balsa y la llevaron bajo una chocita para ser venerada. Al siguiente año comenzaron las peregrinaciones y celebraciones hacia esta imagen que reemplazó a Yacatecuhtli, Dios del comercio, que igualmente era negro. 

Cuando el Cristo Negro hizo bailar a El Flaco de Oro

Las historias de aquellos a quienes el Cristo Negro ha escuchado y ayudado son miles, una de las más famosas tiene como protagonista al “El Flaco de oro”, el inmortal Agustín Lara. Según cuentan habitantes de Otatitlán y en su momento el propio Agustín Lara, él no creía en estas cosas, pues era un hombre tan talentoso como escéptico. Un día, sufrió una caída en su casa golpeándose en la cadera e inhabilitándolo para caminar. Con ayuda de un amigo llamado Rutilo, “El Flaco de oro”se dirigió al pueblo natal del Cristo Negro, y entrando, siendo cargado por Rutilo, lo presentaron ante la imagen de tan sagrado santo en el templo mayor, donde pidieron por su recuperación. En casa de Rutilo, Agustín le pidió tocara algo de música, y al son de bamba Agustín se levantó y comenzó a bailar. Rutilo le dijo ¡Estás salvado hermano!

La cabeza que se resistió a ser quemada 

Además, de exhibirse la antigua cruz del Cristo Negro, podemos observar otra cabeza de este santo la cual tiene un motivo. Fue en la persecución religiosa de 1931 cuando Elías Calles estaba al mando, se ordenó decapitar esta imagen religiosa y quemarla, pero no pudieron hacerlo ya que está hecha de un material resistente (o fue un milagro según los fieles) por lo que años después, en 1950, la recuperaron y pudieron restaurar la imagen del Cristo Negro. La cabeza que iba a sustituir a la otra es exhibida en la misma iglesia.

El Cristo que elige volver siempre a Otatitlán

La fiesta religiosa del Cristo Negro se lleva a cabo del 29 de abril al 3 de mayo, en la cual se hacen diferentes actividades. Una de ellas es una misa donde al terminar un brujo se encarga de hacer limpias para el mal del ojo y otras creencias típicas. Posteriormente se hacen peregrinaciones en diferentes localidades vecinas para volver a su lugar “natal”, que es Otatitlán. Los pobladores de este lugar mencionan que es increíble cuando ponen a este santo sobre una balsa en el río Papaloapan, y siempre vuelve a Otatitlán, por lo que los fieles confirman que esta población es a donde pertenece el Cristo Negro, y que su llegada no fue una casualidad, sino un milagro y destino de tan venerada imagen. 

Después de un lustro, por fin tiene un digno santuario a donde volver

Hace 5 años por petición del párroco del llamado santuario del Cristo Negro, se integró un consejo para obtener recursos y comenzar la rehabilitación del templo, sin embargo, no se logró juntar el recurso para  llevar la remodelación a cabo. Gracias a donaciones y a la causa que enarboló el secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, oriundo de Otatitlán, se recolectaron 15 millones de pesos en donaciones para así poder comenzar la rehabilitación de un lugar donde cada año miles de fieles y turistas arriban para conocer y pedir por su salud, sus familiares y cualquier tipo de milagro.

A finales del mes de noviembre del año pasado, finalmente se concluyó la rehabilitación del Santuario del Cristo Negro, aunque por motivos pandémicos, se retrasó la inauguración de dicho lugar hasta que las autoridades de salud lo permitan. 

La actual iglesia de San Andrés, es decir, el santuario del Cristo Negro se encuentra en la plaza principal de Otatitlán, se construyó en diferentes etapas y diferentes momentos históricos, terminándose en 1878. 

Además como parte de la remodelación, el año pasado también se inauguró un gran mural de alto y bajo relieve , obra realizada por el artista plástico Isaí Cano Escalante y donada por Mariano Romero Gonzalez, alcalde de Papantla, como regalo al pueblo de Otatitlán.

El año pasado, la fiesta más esperada de los devotos del Cristo Negro, tuvo que ser cancelada por la pandemia del Covid-19, este año las autoridades municipales ni  religiosas han emitido comunicado alguno respecto a si se llevarán a cabo las fiestas patronales que cada año recibían alrededor de 500 mil peregrinos, del 29 de abril al cinco de mayo.

Otatitlán se encuentra en color  verde del semáforo regional epidemiológico con solo 4 casos confirmados positivos a Covid-19 desde el inicio de la pandemia, y ninguna defunción, así que aún hay esperanza para los fieles del Cristo Negro de poder llevar a cabo su celebración.