‘El brutalista’: Brady Corbet hace una crítica a la segregación y destrucción de lo innovador

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¿Pueden hacer catarsis un fundamento y un monumento en una pieza arquitectónica?

Fue el cuestionamiento lanzado a Brady Corbet, el cineasta detrás de El brutalista,  la historia de László Tóth (Adrien Brody), un arquitecto judío húngaro sobreviviente del Holocausto, cuyo reinicio está al decidir emigrar a Estados Unidos para echar raíces junto a su esposa, Erzsébet (Felicity Jones), quien queda atrapada junto a su sobrina en Europa durante la posguerra.

 

Al llegar a territorio estadunidense, László ve el sueño americano como una simple ilusión, pues su reputación como arquitecto de renombre en Budapest no significa nada en el aristocrático entorno de Pensilvania. Partir de cero es su única oportunidad.

 

Leí dos libros hace 7 años que tuvieron mucho impacto en mí para escribir el guion: Arquitectura en uniforme, que entrelaza la psicología y la arquitectura en la posguerra, y también Marcel Breuer y el comité de 12 planean una iglesia, que es la perspectiva de un monje en un monasterio que era afín a la causa del arquitecto y describe como éste enfrentó muchos retos para diseñar un templo para una pequeña comunidad americana, sugiriendo que Marcel enfrentó la crítica mordaz por ser un judío trabajando para cristianos.

Entonces, era relevante hacer esta película porque, en ese tiempo, pasaba una situación de migración importante en Europa. Fue en el primer gobierno de Donald Trump que, suponía, sería el único, pero no. Él tenía un mandato: ‘Hagamos los edificios federales hermosos otra vez’, con la intención de destruir todas las construcciones brutalistas en Washington y reemplazarlos con arquitectura neoclásica. Esto, para mí, es un acto representativo sobre la forma de pensar de los conservadores. Siempre quieren ir para atrás y destruir lo diferente, porque le temen”, contestó Corbet a Excélsior.

El cineasta, cuyo filme estará disponible a partir del jueves en salas nacionales y se perfila como una de las favoritas para la edición 97 de los Premios Oscar, también compartió que dio con el protagonista de su historia al encontrarse con el historiador y arquitecto francés Jean-Louis Cohen, analista e intérprete de la obra de otros colegas como Le Corbusier y Frank Gehry.

Al visitarlo en Princeton, Corbet le preguntó si conocía alguna figura que hubiera fundado su propia firma como arquitecto tras ser exiliado y obligado a iniciar de cero fuera de su patria. Cohen lamentó no tener un nombre con esas especificaciones.

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