El arte del vino llega a Ciudad de México, una exposición que promete ser un deleite para los sentidos y un homenaje a la profunda relación entre el arte y el vino a lo largo de la historia asegura Avelina Lésper, directora de la Colección MILENIO Arte.
“Traerla significó un proceso de gestión directa con el recinto, aprovechando relaciones previas y el entusiasmo compartido por proyectos anteriores, como Los colores del sabor. Ahora, gracias al apoyo invaluable de la secretaria de Cultura de Ciudad de México, Ana Francis Mor, y al director del Museo de la Ciudad de México, José Manuel Rodríguez, esta colección única se presenta para el público capitalino”, explica Lésper.
El arte del vino se inaugurará el sábado 5 de julio a las 13:00 horas, en el Museo de la Ciudad de México, y reúne a 19 obras de pintoras y pintores.
»Es el regreso al hedonismo y el placer, a la lenta convivencia de compartir, investigando en un motivo estético —comparte la curadora—. Alejadas de obligaciones ideológicas, en estas obras la búsqueda es placentera, idealista y mítica, es la dicha de estar y vivir en el regocijo de la belleza».
Desde tiempos antiguos, agrega, el arte y el vino han estado intrínsecamente ligados. Las grandes fiestas de la antigüedad, como las bacanales romanas o las celebraciones dionisíacas del mundo grecolatino, eran verdaderos festivales donde el vino fluía y el arte se expresaba en el teatro, la pintura y la música.
La muestra nos recuerda que el placer de contemplar, escuchar o degustar es fundamental, pues «el arte no sólo nos hace pensar, también nos da placer”, asegura Avelina Lésper, quien precisa que dicho acervo ya se ha expuesto en Museo Conde Rul, en la ciudad de Guanajuato y en el Antiguo Palacio Municipal, en San Miguel de Allende.
En la época colonial y el barroco México se consolidó como un importante productor de vino, añade Avelina, tradición que perdura hasta nuestros días. Las celebraciones de la vendimia y los brindis de honor en inauguraciones artísticas son prueba de la sinergia poética entre ambos mundos.
La también crítica de arte reflexiona sobre el papel de la temporalidad en esta relación: tanto el vino como el arte requieren reposo, cuidado y tiempo para alcanzar su máxima expresión. Ni el vino ni el arte son productos instantáneos, ambos mejoran con el paso del tiempo, desarrollando profundidad y complejidad. Así, contemplar una obra o degustar un vino es también un ejercicio de paciencia y apreciación.
El arte, en todas sus disciplinas, apela a los sentidos: la vista en las artes plásticas, el oído en la música, el cuerpo en la danza. El vino, por su parte, se disfruta a través del olfato, la vista y el gusto.
La exposición reúne obras de destacados pintores y pintoras, incluyendo una de las últimas piezas del maestro Antonio González Orozco, así como trabajos de Jazzamoart, quien estará presente en la inauguración, y el paisajista Jorge Obregón.
Las piezas exploran la historia del vino, los viñedos, las bacanales y la relación del vino con el color y la abstracción, ofreciendo una visión placentera y profunda sobre la creación artística y vinícola.
*milenio