POR FADIA MORENO
A empujones, mal encarado, rodeado de guaruras portando armas largas y con el dedo en el gatillo, el director de Tránsito del Estado, Jorge Israel Ponce de León Bórquez, salió huyendo de la guardia de honor para evitar las preguntas de los reporteros sobre su responsabilidad pública.
Después del acto en el parque de Los Berros, el flamante funcionario abandonó el sitio donde momentos antes había encabezado la guardia de honor de su dependencia, rodeado de guardaespaldas que instrumentaron un operativo para impedir el acercamiento de la prensa; Ponce de León salió prácticamente huyendo del lugar en medio del dispositivo de seguridad que por lo aparatoso e intimidante, ni el gobernador del estado se atreve a utilizar.
A su alrededor, personal de Tránsito, investidos de guaruras, intimidatorios, el dedo en el percutor del rifle de alto poder y sin ninguna precaución, empujaban a los reporteros que intentaban acercarse al funcionario, mientras este se dirigía presuroso a su camioneta; algunas de las preguntas que se quedaron al aire y que el director de Tránsito desoyó fueron sobre los operativos de su dependencia en las recientes balaceras en Xalapa; el costo excesivo y el negocio jugoso que representan las grúas y su inmutable y constante operativo principalmente en la capital para levantar coches mal estacionados, así como lo elevado costo de los estacionamientos.
En su primera presentación pública, Ponce de León Bórquez salió esquivando a los comunicadores que lo perseguían entre la gente con el pretexto de que “iba a saludar” para así distraerlos y escapar de los cuestionamientos; bajo el mismo procedimiento que se ha observado en el área de seguridad pública, de no proporcionar ninguna información de interés ciudadano, eludió cualquier cuestionamiento.
Cuando una reportera se aproximó al funcionario para tratar de entrevistarlo sobre diversos temas, el guarura con el arma en la mano, atajó con empujones para impedir que se le acercará y como si fuera un operativo, este “servidor público” salió huyendo del lugar mientras que el guardaespaldas subió con la camioneta que arrancó a toda velocidad y con el riesgo de atropellar a alguien.