
Periodismo no es el enemigo
Un nuevo y preocupante incidente en Xalapa vuelve a poner en el centro del debate la hostilidad de algunos funcionarios públicos hacia el periodismo. El lunes 3 de noviembre, en Plaza Lerdo, la labor de una fotoperiodista de esta casa editorial que documentaba el retiro de la catrina monumental fue interrumpida de forma inaceptable por Javier Landa González, funcionario de la Secretaría de Cultura de Veracruz (Secver).
La gravedad del hecho radica en la acción desproporcionada e intimidante: solicitar la intervención de la policía para retirar a una comunicadora que se encontraba haciendo su trabajo en un espacio público, sin que existiera protocolo alguno que lo impidiera. Este acto no es solo un desplante de prepotencia individual, sino un ataque directo a la libertad de prensa y al derecho fundamental de los ciudadanos a estar informados.
Es alarmante que no es la primera vez que Landa González es señalado por actitudes hostiles. Esta reincidencia en la restricción del trabajo informativo en Veracruz, un estado con antecedentes sensibles en el tema, exige una pronta y firme respuesta. La cultura no se construye con censura. Los servidores públicos tienen el deber de facilitar y respetar la labor de la prensa, no de obstaculizarla con autoritarismo. El periodismo no es el enemigo.
Los 75 mdp de la UV
La declaración del rector de la Universidad Veracruzana (UV), Martín Aguilar Sánchez, sobre la necesidad de 75 millones de pesos para rehabilitar el campus de Ciencias de la Salud en Poza Rica, si bien urgente, suena más a un lamento burocrático que a una respuesta de liderazgo firme. El daño a las instalaciones fue «total» tras las inundaciones de octubre, y la comunidad universitaria enfrenta un «serio reto». Pero, ¿dónde estuvo la previsión antes de la catástrofe?.
Es preocupante que el Rector ahora se limite a anunciar que la solución se postergará hasta la solicitud presupuestal de 2026. ¿Acaso la educación y la salud de miles de estudiantes pueden esperar más de un año a la lentitud de los trámites? La gestión universitaria debería contar con mecanismos de respuesta inmediata ante contingencias, en lugar de depender exclusivamente de asignaciones futuras. Más allá de la cifra, la crisis en Poza Rica expone una vulnerabilidad crónica en la infraestructura de la UV.
Las autoridades universitarias deben ser cuestionadas no solo por la falta de fondos de emergencia, sino por la aparente ausencia de un plan robusto para proteger los campus en zonas de riesgo. La reconstrucción debe ser ahora, no en el presupuesto de 2026. La comunidad estudiantil y el norte del estado merecen una gestión que actúe con la celeridad y la responsabilidad que demanda esta emergencia.
Opacidad legislativa
Las próximas comparecencias en el Congreso de Veracruz se vislumbran más como un examen sorpresa para el Gabinete estatal que como un ejercicio riguroso de rendición de cuentas. Las declaraciones del diputado local del PT, Ramón Díaz Ávila, son reveladoras y profundamente críticas: no solo admite que hay «titulares de despacho que ni siquiera conocen», sino que deposita sus esperanzas de información en el informe de la propia gobernadora Rocío Nahle.
Esta situación es inaceptable. Que un Legislador, cuya función principal es fiscalizar al Ejecutivo, confiese el desconocimiento de quienes ostentan las secretarías, expone una grave falta de comunicación y, lo que es peor, una posible opacidad en la gestión. El Poder Ejecutivo en Veracruz parece concentrarse excesivamente en la figura de la gobernadora, dejando a los secretarios en un segundo plano, casi irrelevante para los representantes populares.
Es imperativo que durante estas comparecencias los funcionarios dejen de ser «desconocidos» y demuestren su trabajo y resultados. Precisamente por esta falta de visibilidad, la lupa debe centrarse en las áreas más sensibles y cuestionadas, como lo indica el diputado: Protección Civil (Guadalupe Osorno Maldonado) y Seguridad Pública (Alfonso Reyes). En temas tan cruciales como la gestión de desastres y la seguridad ciudadana, la exposición de acciones no puede ser solo «positiva», sino obligatoriamente clara, detallada y convincente. La rendición de cuentas debe ser un acto de transparencia, no una mera exposición de buenas intenciones.