El Estado constitucional surgió durante el último cuarto del siglo XVIII como consecuencia —y respuesta— a los excesos asumidos por la monarquía absolutista. Desde entonces, el Estado constitucional de derecho tiene como propósitos esenciales la División del Poder y la protección de los derechos de las personas.
Como resultado de la reforma constitucional de 2011 en materia de derechos humanos, nuestro constitucionalismo vive una nueva era —que algunos académicos califican como ius humanista—, que consiste en un cambio de paradigma cultural para tratar que todas las autoridades del país respeten y hagan valer la vigencia plena de los derechos que las personas tenemos reconocidos en la Carta Magna y los tratados internacionales de los cuales México es parte.
En esa batalla, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sido pieza clave en el rediseño de la manera de ver, entender e interpretar a nuestra Constitución.
Esta semana tuvo lugar en el Auditorio Ius Semper Loquitur de la Facultad de Derecho de la UNAM la presentación del libro intitulado 10 años de Derechos. Autobiografía jurisprudencial de la autoría del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar.
Se trata de una obra que contiene 50 de las decisiones más emblemáticas que el ministro Zaldívar propuso y defendió en sus funciones jurisdiccionales antes de llegar a la presidencia de nuestro máximo tribunal constitucional.
El acto fue un diálogo y análisis de la obra entre dos generaciones de juristas, pues la presentación estuvo a cargo de la doctora Julieta Morales —joven catedrática de la Facultad— y el profesor emérito, el doctor Sergio García Ramírez, jurista de talla internacional.
Julieta Morales destacó que el libro es un recordatorio de que: “El derecho se elabora todos los días”, algo que los estudiantes deben de tener siempre en mente. Se trata de un libro desafiante, que plantea retos que buscan mover la conciencia social del derecho en México a través de dar a conocer las diferentes tesis jurisprudenciales presentadas y su impacto posterior en la realidad social y jurídica del país.
Por su parte, el doctor García Ramírez resaltó el carácter del juzgador de hoy en día, diferente al de otros tiempos, cuando los jueces sólo hablaban en sus sentencias y no podían decir palabra más allá del contenido de las resoluciones que suscribían, “hablaban las sentencias no los juzgadores”.
Para nuestro profesor emérito, en la actualidad, el juzgador es —y debe ser— un personaje de otra índole, aquél que concurra de manera indudable a crear derecho al analizar los textos de la ley en las decisiones que pronuncia, así como en la interpretación que hace de dichos instrumentos normativos. Debe tener en cuenta los textos que fueron redactados ayer y que son dinámicos, que evolucionan cómo evoluciona la sociedad hacia la que se dirigen.
Ante un auditorio pletórico de jóvenes estudiantes, el ministro Zaldívar les expresó su alegría de estar de nuevo en su alma mater y les dijo que la finalidad de un juez debe ser siempre defender los derechos humanos y les señaló: “No olviden que muchos de ustedes vienen de hogares que no tuvieron privilegios, y gracias a nuestra universidad nacional y a las oportunidades del Estado mexicano están aquí para poder construir un futuro mejor para sus vidas y para sus familias. Nunca olviden que ese futuro prometedor tiene que ir siempre de la mano de coadyuvar a un destino mejor para un país que está hambriento de justicia, de paz, de concordia y de igualdad”.
Como Corolario de esta vez, la frase de Aristóteles: “Incluso cuando las leyes han sido escritas, no deberán siempre de permanecer inalteradas”.
TOMADO DE EXCELSIOR