Familiares y amigos narran los gustos, dificultades, esperanzas y el entorno en el cual se desenvolvían los trabajadores que siguen atrapados en los pozos de Sabinas
José Luis Mireles 47 años
Empezó a trabajar desde los 17 años; le gustaba la labor en las minas. Papá de cuatro hijos, tres de un matrimonio y uno más de su segunda relación, abuelo de una niña. Sus hijos Jorge, Ronaldo, Claudio y Filiberto están trabajando en las labores de rescate, desde el primer día del accidente.
José Luis tenía dos días de haber empezado a trabajar en la mina El Pinabete al momento del accidente.
Su familia acostumbraba reunirse seguido. Él vivía en la comunidad de Agujita y se iba en bicicleta a su trabajo. La siguiente reunión sería por el cumpleaños de su hermano Rolando Mireles que cumplió años el dos de agosto. La reunión ya no se llevó a cabo por el accidente en el que José Luis quedó atrapado.
Le gustaba bailar y salir a jugar futbol, pasatiempo que había dejado por accidentes anteriores en minas, especialmente una piedra que le había caído en un pie y le rompió tendones que no le dejaron su pie igual.
Sus cuatro hijos son voluntarios desde el primer día del accidente. Jorge dice que heredó de su padre las ganas de no rendirse hasta conseguir su objetivo, en este caso rescatarlo.
Tras la segunda inundación súbita en la mina el domingo 14 Jorge se dijo sin fuerza para continuar, porque entre líneas le dijeron que la misión ya no era de rescate sino de recuperación de cuerpos.
Jaime Montelongo Pérez 61 años
Jaime estaba ya jubilado, sin embargo, no se hallaba en su nueva vida como pensionado y decidió regresar al trabajo en las minas, el cual ha realizado durante toda su vida, su hermana Magdalena le decía que buscará un trabajo menos riesgoso, por ejemplo, como velador; Jaime decía que no, que el riesgo estaba en cualquier trabajo.
Es papá de dos hombres de 34 y 32 años; abuelo de dos nietos, también hombres, le decían Pino o Pinolillo, vivía en Agujita y llegaba en bicicleta a trabajar. Durante el accidente en la mina El Pinabete, Jaime ayudó a poner a dos trabajadores a salvo, pero él ya no pudo salir.
Magdalena Montelongo, es una de las hermanas de Jaime, quien ha permanecido desde el principio en la zona del rescate, ella ha dicho que no se moverá de ahí hasta que le entreguen a su hermano en las condiciones en la que esté, uno de sus primos quedó atrapado en la mina Pasta de Conchos y no quiere que la historia se repita en el caso de su hermano.
Como hermanos ambos tenían una relación muy estrecha y ella le llevaba de comer, siempre que podía.
José Rogelio Moreno Leija 42 años
Era el mayor de cinco hermanos, estuvo a cargo de los menores desde los 12 años, cuando su papá se fue. Es también padre de cuatro hijos, tres mujeres y un hombre, quien también quedó atrapado en la mina. Le decían El Joro.
Su platillo favorito son los frijolitos charros con tortillas de harina, toda su vida había trabajado en pozos de diferentes minas de carbón, en El Pinabete tenía un mes de haber ingresado. A la semana llegaba a sacar hasta cinco mil pesos, porque era de los primeros en llegar y los últimos en irse.
A su hermana Leticia le había comentado que en la mina se filtraba mucho el agua. Una semana antes del accidente le había caído agua caliente en un ojo y fue atendido en el IMSS.
Leticia, la segunda de los cinco hermanos, recuerda que cuando eran niños y su hermano se pelaba afuera de la secundaria, ella era su cómplice para defenderlo.
Estoy desesperada, pero yo confío en Dios que salgan bien, la esperanza muere al último; si lloro y esto y lo otro, pero no hay más que esperar y ver”, comentó la mujer que ha estado en el campamento principal de los familiares al interior de la zona de trabajos del equipo interinstitucional.
José Rogelio Moreno Morales 22 años
El tercer hijo de cuatro de José Rogelio Moreno Leija, también atrapado en la mina. Sus familiares lo describen como alguien tranquilo, y con una novia. Desde pequeño siempre siguió a su papá a todos los trabajos que hacía, ya fuera de electricidad, albañilería, o las minas en donde empezó a trabajar desde los 17 años.
Le apodan El Güero y le gustaba mucho jugar fútbol y pescar. Algo que le gustaba comer con su papá eran los fritos con mucho chile. Regresando de trabajar, acostumbraban pasar a la bodega Aurrera y les ponían el picante para ambos compartir el momento de comerlos.
Sus familiares confían en que sobrevivirá, pues ambos ya se han enfrentado a escenarios adversos, como una vez en un río con su papá en donde estuvieron a punto de ahogarse y a él lo aventaron fuera del río para salvarlo y después sacaron a su papá quien se sintió mal, justo cuando iban a mitad del río.
Leticia Moreno, su tía y hermana de su papá, dice que El Güero era tremendo y recuerda como siempre al llegar a su casa siempre la saludaba con un beso; y cuándo no se lo daba, ella misma le decía: “Oye, ¿y mi beso?”
Margarito Rodríguez Palomares 54 años
Margarito tiene ya 25 años de experiencia trabajando en las minas, adentro, en la zona del campamento principal están su esposa y su hijo, esperando el milagro de volver a ver a su esposo y padre.
Ya había tenido accidentes en su trabajo, pero ninguno tan fuerte como la inundación de los tres pozos.
Maluz (María de la Luz), comentó que a su hermano le gustaba la adrenalina.
Decía: nombre caminé quién sabe qué tantos kilómetros; ¿y que andas haciendo allá hermano?, le decía; y me contestaba: explorando a ver si me encontraba el tesoro de Pancho Villa”. Entre risa Maluz recuerda que le decía que no encontraría nada, porque seguro Pancho Villa había enterrado su tesoro en Chihuahua.
En esa confianza que se tenían, Maluz no pierde la esperanza de ver salir a su hermano de El Pinabete para que le diga como lo hizo la semana previa a la inundación: “cómo das lata, hermana”, comentó.
Ramiro Torres Rodríguez 24 años
Sus familiares lo describen como honrado y trabajador, casado. Pocos días antes del accidente había nacido su primera hija.
Es hermano de Aurelio Torres, uno de los mineros que logró salir del pozo el día del accidente.
Lucía Rodríguez, madre de Ramiro, dice que su hijo siempre fue amable y bueno de corazón y que lo único que quería era que su familia tuviera mejores condiciones de vida.
Mario Alberto Cabriales Uresti 45 años
Tiene dos hijos, un hombre de 18 y una adolescente de 16. Tenía menos de un años de estar trabajando en la mina.
Le dicen El Fantasma y vive en Nueva Rosita, comunidad vecina a Agujita, donde está la mina El Pinabete, lugar del accidente.
Le gustaba mucho cantar, esa era su pasión, cuando podía también tocaba el piano, le gustaba mucho jugar a la botella; su hermana Gloria recuerda que siempre le mandaba mensajes, diciéndole aún niña.
Adentro en el campamento de la zona de rescate se encuentra su esposa siguiendo de cerca los trabajos del equipo interinstitucional.
Si padre, Antonio Cabriales, de 81 años de edad, dice que está en condiciones físicas para poder bajar a la mina a buscar a su hijo. Asevera que conoce mejor el terreno que los soldados que han llevado las labores de rescate.
Hugo Tijerino Amaya 29 años
Es uno de tres hermanos que se vieron afectados por el accidente en la mina de El Pinabete, Raymundo, otro de sus hermanos que también trabajaba en la mina logró salir cuando el agua empezó a inundarlo todo y se recupera después de que sus pulmones se le llenaron de agua.
José Luis, uno más de los hermanos Tijerina, ese día ya no alcanzó el transporte y por eso no llegó a sus labores en la mina, lo que lo salvó de quedar atrapado junto con los otros 10 mineros.
Raymundo, el hermano que logró salir a la superficie fue quien dio aviso de lo que había ocurrido en la zona de los tres pozos de carbón interconectados. Lo que él sintió fue un aire y corrió hacia un pozo donde consideró no habría peligro.
Jorge Luis Martínez Valdés 34 años
Desde los 17-18 años empezó su trabajo en las minas, uno de los trabajos para alguien que no llegaba a la universidad, pero que permitían tener mejores ingresos, señaló Sergio, hermano de Jorge Luis en las inmediaciones del Pinabate.
Sergio también es uno más de los familiares que se ofrecieron como voluntarios, pues siente la tristeza, nostalgia e impotencia de no poder sacar a su hermano, luego de casi 2 semanas de estar atrapado.
Sergio Gabriel Cruz Gaytán 41 años
Tiene dos hijas de 15 y 10 años, respectivamente, aunque estaba separado, estaba al pendiente de su hija. Su esposa actual es Martha María Huerta, quien desde el primer momento ha estado en el campamento. Tenía dos meses trabajando en la mina al momento del accidente.
INYECTARÁN CONCRETO PARA SELLAR GALERÍAS
Detener los flujos de agua que migran de la mina Conchas Norte a El Pinabete es la ardua labor que tiene que realizar el equipo que participa en las labores de rescate de los mineros que permanecen atrapados en el pocito desde el pasado 3 de agosto, en la comunidad de Agujita, en Sabinas, Coahuila.
El Mando Unificado del equipo de rescate dio a conocer que al corte de las 8:00 horas de ayer lunes se encontraban en el Pozo 2, a 38.78 metros; en el Pozo 3, a 41.47 metros; en el Pozo 4, a 38.63 metros.
Los ingenieros informaron de un plan preliminar que incluye la perforación de 20 barrenos que permitirán inyectar concreto y sellar las galerías de la mina Conchas Norte, para disminuir el flujo de agua hacia El Pinabete.
Se calcula que el volumen de agua en Conchas Norte, ubicada al sur de El Pinabete es superior a los 1.9 millones de metros cúbicos de agua, acumulados durante más de 25 años, pues dejó de operar en el año 1996.
NO DESCARTAN PEDIR AYUDA INTERNACIONAL
No se dejará de trabajar para rescatar a los 10 mineros que continúan atrapados a más de 60 metros de profundidad en la mina de El Pinabete en Sabinas, Coahuila, garantizó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Reconoció las condiciones adversas que se han vuelto a presentar este fin de semana luego del súbito aumento en el nivel del agua, alrededor de 2 mil litros por segundo, que se filtra desde la mina de Conchas Norte ubicada a un costado y que se encuentra abandonada desde 1996, justamente por esa causa, la inundación.
Íbamos bien, desgraciadamente se colapsó aún más la mina sobre todo, se amplió un boquete de agua de la luna vecina abandonada, que es la que acumula más agua y ya cuando estábamos achicando el agua de la mina donde están los 10 mineros atrapados, de nuevo se nos incrementaron los volúmenes de agua”, dijo.
Acompañado por la titular de la Coordinación de Protección Civil, desde Sabinas, el mandatario dijo que giró instrucciones para incrementar el bombeo del líquido para acelerar los trabajos de los equipos especiales.
“Mandarle un abrazo a los familiares de los mineros, no nos vamos a despegar, no vamos a dejar de trabajar para rescatar a los mineros”, expresó.
La coordinación de Protección Civil refirió que tras más de 280 horas de labores en los que se lograron reducir los tirantes de agua hasta una altura de 1.30 metros en promedio, sin embargo, la madrugada del domingo el ingreso de agua provocó una subida de hasta 41 metros en el pozo tres, por lo que se mantiene el bombeo permanente con seis equipos a los cuales se sumarán otros ocho para lograr una potencia total de 990 caballos de fuerza que proporcionan un flujo de salida de 371 litros por segundo.
El presidente López Obrador dijo que no se descarta el apoyo internacional para las labores de rescate como lo piden las familias de los mineros, aunque antes necesitan agotar la estrategia que siguen.
RESCATE, NO ES CUALQUIER COSA, DICEN
Las acciones de rescate que se han llevado a cabo en la mina El Pinabete en la comunidad de Agujita, en Sabinas, Coahuila, están bien encaminadas sin embrago se ha dificultado por las lluvias recientes.
Ismael Leija Escalanete, secretario General del Sindicato Democrático de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Conexos, respaldó la solicitud de las familias de los mineros atrapados de solicitar ayuda internacional
Hasta donde he estado informándome está bien, no es cualquier cosa el rescate, la gente se imagina, que es agua, ya es agua con carbón, ya lleva tierra, hay madera, hay otros materiales”, manifestó el líder minero.
Tomada De Excélsior