Hace tres meses, en este espacio comentamos sobre la crisis que está enfrentando Monterrey por la falta de agua, ya que dos de sus tres presas, Cerro Prieto y La Boca, se encuentran con niveles de almacenamiento históricos, por debajo del 5% de su capacidad. Esto ha obligado al organismo operador, Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (SADM), a disminuir las extracciones de los 6,000 litros por segundo (lps) que, en conjunto, han llegado a aportar ambas presas a unos 1,700 lps. Y eso es ahora, porque, si no llueve pronto (que, como veremos más adelante, es poco probable), en unas semanas más estas presas dejarán de suministrar agua a la ciudad.
Es necesario volver a poner sobre la mesa el hecho de que el problema se origina porque no se realizaron oportunamente las inversiones necesarias y aquí es cuando deberíamos poner nuestras barbas a remojar, porque tarde que temprano puede ser la situación de muchas otras ciudades mexicanas. La cancelación del proyecto Monterrey VI obliga ahora a implementar acciones emergentes que, por más esfuerzos que se realicen, no pueden compensar el error de no haber invertido a tiempo.
Como un plan provisional y emergente, SADM ha puesto en marcha la perforación de 140 pozos provisionales, logrando incorporar 691 lps de los 3,374 lps programados; además, se reporta la recuperación de 873 lps que se perdían en fugas. En paralelo, se lleva a cabo un plan de tandeos, donde se divide la ciudad en 7 zonas y cada una de ellas deja de recibir agua un día a la semana a partir de las 9 a.m. (tiempo suficiente para bañarse e ir al trabajo o a la escuela); adicionalmente, las presiones se bajan en la mayor parte de la ciudad de las 6 p.m. a las 4 a.m., para disminuir fugas en las redes. Un gran esfuerzo que hay que reconocer, pero que no significa la solución del problema. Ya se padece por la falta de agua y vienen los meses de calor, los más difíciles, eso hay que tenerlo claro.
En cuanto a las lluvias, los pronósticos no son muy halagüeños. En términos hidrometereológicos, está presente el fenómeno de La Niña, que significa temperaturas por debajo de lo normal en el océano Pacífico y aguas más calientes en el Atlántico, que se traduce en sequía para los primeros meses del año en el sureste, pero aún mayor sequía en el norte del país. Se espera que se activen, en las siguientes semanas, ciclones tropicales que generen lluvias en Yucatán, Veracruz y Tabasco, y que gradualmente empiece a llover en Oaxaca, Guerrero, Colima y Jalisco, pero para la zona noreste, aunque siempre se puede presentar algún fenómeno en junio o julio, lo más probable es que llueva hasta septiembre u octubre.
Entonces, lo razonable es prepararse para enfrentar un problema que persistirá por lo menos de cuatro a cinco meses más y, precisamente, en el verano, con altas temperaturas, lo que complica y mucho el problema. ¿Qué se puede hacer en este caso? Como hemos comentado ya, SADM ha implementado las acciones correctivas y contingentes posibles para mejorar la oferta de agua. En ese renglón no se puede hacer mucho más, por lo que ahora sólo resta voltear hacia la demanda. ¿La población en Monterrey tiene una clara conciencia del tamaño del problema y sobre la imperiosa necesidad de disminuir el consumo?, ¿la población realmente hace un esfuerzo para disminuir la demanda al mínimo?
El gobernador Samuel García ya inicia gestiones y planes para ampliar la oferta de agua a la importante metrópoli, lo que seguramente tomará tiempo. Pero, en lo inmediato, debemos insistir en el tema de la disminución en nuestro consumo, con mejores hábitos y con accesorios y muebles ahorradores, pues son la clave para minimizar el problema. Ya lo hemos comentado: podemos disminuir sustancialmente la demanda de agua si tomamos una decisión seria y responsable en ese sentido. De eso se trata.