POR DAVID ARCOS/CRÓNICA
Los banderazos y los manotazos convirtieron el centro xalapeño en un ring de lucha libre. Al ritmo de la música chunchaca y ranchera, cardenistas y antorchistas se desafiaban y se golpeaban por el territorio. Playeras blancas y rojas tapizaron plaza Lerdo. Ambas agrupaciones, a fines al PRI, hicieron desmanes. El bloqueo de calles: su costumbre.
Eran las 11 de la mañana, las banderas rojas se ondeaban en la plaza pública. Las blancas, cuyo símbolo cardenista resaltaba, invadían la escalinata de la Catedral y la calle Juan de la Luz Enríquez.
Los espacios parecían insuficientes. Los cardenistas prometían a la prensa que arribarían cerca de 30 mil adeptos. Los empujones comenzaban. Antorchistas no estaban dispuestos a ser desplazados. El choque y el intercambio de puños y manotazos se habían desatado.
“¡Háganse pa’ allá! aquí llegamos primero”, exclamaban los antorchos a los cardenistas, quienes oportunistamente se adueñaban del entorno. Más fue el alboroto que los golpes que se propinaron. La Cruz Roja no actuó, porque no había lesionados de gravedad.
Mientras los integrantes de Antorcha Campesina –agrupación encabezada por Samuel Aguirre Ochoa- y los simpatizantes del Partido Cardenista –liderado por Antonio Luna Andrade- se peleaban, alegaban y reclamaban obras y la lotificación de predios, el caos vehicular se desquició.
El tránsito era imposible en calles y avenidas, como Ávila Camacho, Murillo Vidal, 20 de Noviembre, Clavijero, Rafael Lucio, Xalapeños Ilustres, Gutiérrez Zamora, Benito Juárez, Carrillo Puerto y otras; sin embargo, los manifestantes continuaban su borlote.
Con mentadas de madre, señas impúdicas y ofensas, los conductores exigían a los antorchistas y a los cardenistas que se retiraran de las vías y que protestaran en lugares donde no afectaran a terceros; fueron ignorados.
Un cardenista, de más de 60 años, se desmayó en plaza Lerdo; los paramédicos lo atendieron. Presentaba debilitamiento al no haberse alimentado. En el mitin también rondaban y participaban adultos mayores.
Para “Toño” Luna, como lo llaman sus seguidores, la manifestación es algo sagrado que permite alcanzar una vida digna. “Cuando hay hambre todos se mueven hasta ustedes, los periodistas que ganan 20 o 30 pesos por nota, se han manifestado aquí y no creo que se agoten, todos buscamos la vida digna a la que Dios nos permita y tengamos derecho”.
Los antorchos pedían apoyos para sus compañeros “los más pobres”, expresaba el integrante del Comité Estatal del Movimiento Antorchista, Guillermo Peña.
“Hemos estado reclamándole al gobernador Javier Duarte de Ochoa diversas obras para veracruzanos de distintas colonias y pueblos de los más pobres”.
Entre los “orejas“ (informadores) de Gobierno del Estado circulaba la versión de que campesinos del Movimiento de los 400 Pueblos se encontraban en la avenida Orizaba, dispuestos a desprenderse la ropa y bailar en las calles, banquetas y camellones.
Dichas agrupaciones, mismas que han sido apoyadas y han apoyado al Partido Revolucionario Institucional, presumieron sus mejores pasos de baile, mostraron su educación y ensuciaron el Centro Histórico, la basura vistió la plaza pública.