Atlante, del glamour a la austeridad

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  • Tras vivir una época de lujos y comodidades en Primera División, los Potros de Hierro viven una realidad muy diferente

 

La ‘austeridad’ es parte la nueva realidad del Atlante. El glamour que los Potros de Hierro probaron hace siete años cuando se mudaron a Cancún quedó en el pasado, pues el cambio que ha dado la vida de la escuadra azulgrana ha sido radical, desde que hace tres meses se convirtieron en el nuevo equipo de la Liga de Ascenso.

Los lujos con los que vive un equipo de Primera División ya son sólo un recuerdo azulgrana, ya que en el momento en que un equipo baja de categoría, con ello se disminuye la economía del club en todos los aspectos.

El primer paso fue mudar de sede a los Potros. En el Torneo Apertura 2007, cuando fueron Campeones, el cuadro atlantista empezó a acostumbrarse a las mayores comodidades del caribe mexicano y las que no eran sólo proporcionadas por la directiva, sino por su misma condición de monarca (como restaurantes, invitaciones, etc), pero ahora, después de tener por casi siete años vista al mar, hoy se hospedan en un hotel de lujo, pero sin playa.

En el seno azulgrana los que resultaron más afectados fueron los empleados (incluyendo jugadores y cuerpo técnico) ya que en cuanto descendieron les bajaron el salario, además de que otra gran parte de ellos fueron despedidos y sólo permanecieron los que tenían más antigüedad.

Pero no sólo se tocó el bolsillo de los trabajadores atlantistas, también las cuestiones ‘operativas’ del equipo en sí, pues la comodidad de trasladarse en avión y de vez en cuando en autobús, como lo habían en la Primera División ya no es parte de ellos y aunque por la distancia han seguido tomando vuelos, el autobús es el nuevo transporte ‘predilecto’.

El descenso del equipo también se ve reflejado en el costo y venta de boletos para los partidos. Antes, cuando los equipos grandes de la Liga visitaban Cancún las entradas en el Estadio Andrés Quintana Roo (en la zona VIP) alcanzaban hasta los mil pesos, pero con el tiempo fueron cayendo hasta los 400, y hoy, el boleto más caro es de 80 pesos.