Ana Elena Mallet revindica el diseño hecho por mujeres en su nuevo libro

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Por Héctor González

Entre 2022 y 2023 el Museo Franz Mayer recibió la exposición Diseño en Femenino. México 1940-2022. La buena aceptación de la muestra propició que viajara a Madrid, donde nuevamente fue bien recibida.

“En España nos dimos de la deuda que había con las diseñadoras mexicanas”, explica la curadora Ana Elena Mallet, quien a partir de entonces comenzó a trabajar junto con Pilar Obeso, en lo que hoy es el libro Diseño en Femenino. México presente, publicado por el sello Fauna.

“Quisimos ir más allá de un catálogo y hacer un libro que hiciera una revisión crítica y que mostrara el trabajo de más de 60 diseñadoras que no han tenido espacio en las publicaciones”, precisa Mallet.

El volumen que recién comienza a circular muestra piezas que van desde el periodo moderno y hasta el inicio de la segunda década del siglo XXI; así como obras de creadoras de pueblos originarios.

El libro parte de una deuda histórica con el diseño mexicano realizado por mujeres.

Siempre son los hombres quienes ocupan los espacios principales en las monografías y en los títulos de diseño, por eso no solo nos parecía importante abordar esto desde una perspectiva de género, sino también entender cómo está cambiando lo femenino desde el diseño. Mientras que principios del siglo XX se le veía desde el textil o el contexto doméstico, hoy ya hablamos de otras percepciones.

¿Cómo ha sido ese cambio?

Todavía estamos en transformación. Al principio se trabajaron los materiales atribuidos como femeninos desde la casa, las mujeres tenían sus talleres textiles o joyeros desde en su hogar. Cuando el diseño surge como carrera académica fue necesario salir a la calle y por lo mismo encontrar maneras de asociarse a la vida profesional. Hoy, ante la pregunta “¿qué es lo femenino en el diseño?”, se puede pensar si es lo que hace una mujer, lo que porta una mujer o la visión que se le da. Más que respuestas tenemos muchas preguntas.

Para ti, ¿qué es lo femenino en el diseño?

Es el diseño hecho por mujeres, no necesariamente para mujeres, que busca insertarse en una sociedad contemporánea con muchísimos cuestionamientos y con una perspectiva de género. Todavía hay carencias y dificultades para insertarse en un sistema que sigue siendo patriarcal, pero desde esta condición las mujeres están proponiendo cosas, como la práctica colaborativa ya sea con comunidades indígenas o con sus colegas; o el encuentro de espacios de trabajo reinterpretando la tradición.

El diseño mexicano ha sido reconocido en los últimos años, ¿este reconocimiento alcanzó a las diseñadoras?

Todavía nos falta mucho, aunque hay dos o tres muy reconocidas internacionalmente. Doy clases en el Tec de Monterrey y sesenta por ciento de mis estudiantes son mujeres, pero no todas llegan a trabajar, a lo mucho cuarenta por ciento ejerce, es decir, sigue habiendo disparidad.

¿Podrías ubicar momentos culminantes en el diseño realizado por mujeres?

Los años cincuenta del siglo XX fue un momento importante. Surgió una nueva clase media mexicana y hubo extranjeras que llegaron con una mentalidad distinta. México era bastante conservador en familiar y profesional, había pocas profesiones para mujeres y poca inserción laboral, pero la presencia de personajes como Clara Porset, quien llegó de Cuba y después de estudiar en el extranjero; o Cynthia Sargent, quien llegó de Estados Unidos, comenzó a cambiar las cosas. Después en los sesenta Graciela Díaz de León, quien se fue a estudiar a Japón, encontró en la cerámica un medio de expresión del diseño, mientras que Ana Pellicer encontró su lenguaje en la joyería. Esos años fueron una época muy fértil, sin embargo, es verdad que muchas fueron mujeres extranjeras o hijas de artistas que tenían una libertad creativa mayor. Finalmente, estos últimos siete años personajes como Frida Escobedo, Liliana Ovalle o Julia y Renata, han permeado cada vez más en la opinión pública. Hace poco revise mis exposiciones y mientras que hace diez años era difícil encontrar diseñadoras mujeres, hoy la mayoría lo son.

¿Por una consigna de género?

No, el libro sí es específicamente sobre mujeres, pero realmente hay una masa crítica enorme. Laura Noriega y Marisol Centeno están recibiendo comisiones internacionales importantes. Ahora ya hay muchas mujeres dedicándose cien por ciento al diseño.

¿Cómo se inserta lo mexicano en este diseño?

Ahora hay un paso más allá de apostar por sillas con plumas o que parezcan chacmoles. Hay un mejor entendimiento de los territorios y de saber qué se puede trabajar. Los diseñadores y las diseñadoras se preguntan más por la historia de su profesión. Resultado de la postpandemia hay una conciencia más clara de los materiales sustentables, y eso se puede ver con Marisol Centeno quien, a pesar de trabajar en la India, tiene un taller que desde hace diez años trabaja en Oaxaca con un grupo de artesanos bien entrenados. Lo mexicano ya no es necesariamente hacer eco de la cultura popular o la iconografía prehispánica, sino entender el territorio, los saberes, los materiales y las condiciones climáticas.