Las autoridades de Myanmar informaron que, a una semana del terremoto, la cifra de muertos por el seísmo subió a 3.301 y la de heridos a 4.792, mientras que otras 221 personas siguen desaparecidas. Los números exponen un aumento de 156 fallecidos y 203 víctimas no mortales respecto al balance de la víspera.
Esto derivó en que miles de civiles debieran salir en busca de refugio, que los centros de salud se vieran imposibilitados de brindar asistencia a los heridos y que los equipos de rescate se encontraran con importantes obstáculos para llegar a las zonas más afectadas y realizar sus tareas de auxilio.
La Organización Mundial de la Salud advirtió del colapso de los hospitales, la falta de suministros básicos y los riesgos de brotes de cólera a los que se enfrentan los supervivientes, y acompañó, por tanto, el llamado del Secretario General de la ONU a la comunidad internacional para que intensifiquen los envíos de personal especializado e insumos clave.
Myanmar es, en estos momentos, el “escenario de la devastación y desesperación”, dijo el titular de la ONU, Antonio Guterres, que recordó que la temporada de monzones se avecina y podría empeorar esta situación.

“Fuentes sobre el terreno describen una situación humanitaria catastrófica en zonas devastadas por el terremoto, especialmente aquellas bajo control militar, ante la ausencia de ayuda humanitaria y falta de agua potable, alimentos y medicinas”, sumó por su parte el alto comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk.
Guterres también celebró que, en los últimos días, las facciones enfrentadas anunciaran treguas por dos semanas para facilitar las tareas humanitarias, aunque advirtió que se han recibido múltiples denuncias de incumplimientos a estos compromisos.
Según Naciones Unidas, en la última jornada se contabilizaron al menos 16 ataques y suman ya unas 61 ofensivas desde el seísmo. Asimismo, la Oficina para los Derechos Humanos denunció que el Ejército sigue limitando los movimientos en las zonas más golpeadas, dejando áreas “inaccesibles para la ayuda humanitaria”.

“También hemos recibido informaciones de que los militares han continuado con sus reclutamientos, incluso de jóvenes que estaban ayudando en las operaciones de rescate”, advirtió la Organización.
(Con información de EFE y Europa Press)